El 13 de enero de 2006, un grupo de hombres armados entra a la sucursal del Banco Río de Acassuso, en Argentina. Rápidamente llega la policía, los rodea y los ladrones se quedan atrincherados dentro del banco junto a 23 rehenes. A simple vista parecía ser un robo exprés que salió mal, como había tantos otros en esa época. Nadie se imaginaba que dentro de ese banco estaba teniendo lugar uno de los robos más increíbles de la historia.
Episodio 1: El asalto
Mariano Pagella: Enero suele ser un mes “muerto” en Argentina. Recién terminan las fiestas de fin de año, es el pico de las vacaciones de verano, todo el mundo se va a la playa…la sensación es que en esos primeros días del año “nunca pasa nada”.
Walter Serrano: [Moviendo teléfono para grabar] Empezó, empezó…
Mariano Pagella: Pero el 13 de enero de 2006…
Walter Serrano: Bueno…buenas tardes…
Mariano Pagella: …algo pasó.
Walter Serrano: Mi nombre es Walter Orlando Serrano…
Mariano Pagella: En esa época, Serrano era el custodio policial de la sucursal del Banco Río de Acassuso, en la provincia de Buenos Aires.
Walter Serrano: Bueno ese día eran casi pasado el mediodía. Yo estaba en el búnker…
Mariano Pagella: El búnker es la oficina de vigilancia, en el subsuelo. Es un cuarto cerrado, con puerta blindada. Ahí Serrano tiene dos monitores desde los que vigila las casi 20 cámaras de seguridad. Hace tres años que trabaja en el banco.
Walter Serrano: Yo ya conocía a gran parte de los empleados que podían venir a pedir cambios…clientes…
Mariano Pagella: Es por eso que le llama la atención ver entrar a un hombre con guardapolvo blanco y un estetoscopio en el cuello. Alguien vestido de médico no suele verse entre los clientes del banco.
Walter Serrano: Cuando esta persona va caminando. Ahí cambio la cámara. Ahí lo agarro, no de arriba, sino de costado.
Mariano Pagella: Desde esa cámara lo puede ver un poco mejor y lo va siguiendo. Ve como empieza a caminar, despacio, mira el lugar pero no se acerca a ninguna ventanilla. Y ahí es donde Serrano nota algo muy raro…
Walter Serrano: No me cerraba que es lo que tenía en la cabeza. Claro, tenía como una peluca y un gorro.
Mariano Pagella: Al instante Serrano ve entrar a un segundo hombre, que lleva una camisa de color salmón. Lo sigue por una de las pantallas y ve que se para al lado del hombre del guardapolvo.
Walter Serrano: Ahí adonde vuelvo a cambiar las cámaras y veo al de camisa salmón ya con el arma en la mano.
Mariano Pagella: El hombre del guardapolvo y su compañero se acercan al guardia de seguridad que está en la puerta…y lo apuntan con el arma.
Desde el búnker, Serrano no puede escuchar lo que dicen. Pero el hombre del guardapolvo lo recuerda perfectamente…
Beto de la Torre: Dije que, bueno, era un robo, que estaba todo tomado, viendo que se quisieron un poquitito de resistir, pero mi compañero que estaba atrás entonces le dijo “Mirá, si arranco te pego un tiro, así que quedate quieto”.
Me puse una peluca y me puse un guardapolvo, porque un guardapolvo así, más amplio, distorsiona un poco la figura.
Mariano Pagella: Son apenas pasadas las doce y media del mediodía…
Beto de la Torre: Así fue como decidimos entrar, y bueno, entré yo con otro compañero, que entramos primero…y así fue la toma del banco.
Mariano Pagella: Este verano no va a ser tan tranquilo en Argentina. Porque lo que está a punto de ocurrir en ese banco…
…es uno de los robos más increíbles de la historia.
Mariano Pagella: Mi nombre es Mariano Pagella. Soy productor de podcast desde Buenos Aires, Argentina. Y me acuerdo perfecto de ese 13 de enero de 2006, de estar pegado a las noticias, de no poder creer cada nuevo detalle que se conocía.
Es un robo sobre el que se escribió mucho, inspiró series y hasta una película. Pero puede ser que esta sea la primera vez que lo escuchas nombrar. En ese caso, estás a punto de conocer una historia que va más allá de uno de los robos mejor planificados del mundo. Es un golpe que sacudió a la sociedad argentina y que tuvo consecuencias que se sienten hasta hoy.
Ricardo Ragendorfer: Fue un hecho bastante atípico, entre otras cosas por la excelencia de su factura y por la sutileza de su realización.
María Ripetta: Era verano, no pasaba nada y de repente este caso era seguido por la gente como una novela, como una película.
Mariano Pagella: También puede ser que, como yo, conozcas muchas cosas sobre este robo. Bueno, a lo largo de esta serie vas a descubrir que algunas son mitos. Y vas a conocer muchas otras que parecen increíbles pero son reales y eran completamente desconocidas hasta hoy.
Carlos González: Fue un hecho, si cabe, la palabra fabuloso. No por los delincuentes o por la policía, sino porque es para una fábula.
Mariano Pagella: Y todo esto lo vamos a hacer a través de sus protagonistas.
Muchos de ellos, incluso, es la primera vez que cuentan su experiencia.
Walter Serrano 09: Yo decía “No se van a llevar una moneda”, porque ya la plata estaba asegurada. Y no fue así.
Mariano Pagella: Vamos a descubrir que, más que un robo, esta es una historia de obsesiones. De periodistas por descubrir lo que estaba pasando…
Rodolfo Palacios: Era como una cosa que yo ya entraba en la intimidad de la banda.
Mariano Pagella: …de la policía por atrapar a los ladrones…
Hugo Matzkin: Uno cometió un error. Pero que sirvió para avanzar en la investigación.
Mariano Pagella: …y de una banda por lograr el robo perfecto.
Beto de la Torre: El proyecto fue, como una especie de aventura. Pero te digo más, se sabía que iba a ser algo importante.
Mariano Pagella: “Robo del siglo” es un título que se usó muchísimo a lo largo de la historia. En esta serie te voy a demostrar por qué este… es “El Verdadero Robo del Siglo”.
Una producción original de Adonde Media.
Episodio 1: “El asalto”.
Mariano Pagella: Ok, a ver, ¿cómo te querés presentar? Como para que…Si.
Carlos González: Yo te puedo. O sea, te lo puedo enroscar como para que tengas una presentación. Te puedo decir: Yo trabajé en la Policía de la provincia de Buenos Aires y en su momento me tocó la responsabilidad de investigar el robo al Banco Río. Ya te digo que soy la fuente que estuvo ahí.
Mariano Pagella: Este es Carlos González. Bueno, en realidad, lo vamos a llamar Carlos González. Nos pidió permanecer anónimo, así que ese no es su nombre real.
Carlos González: Nunca hable públicamente de todo esto. Yo le escapo a todo este tipo de publicidad.
Mariano Pagella: Esa tampoco es su voz.
Carlos González: pasaron varios años, así que…
Mariano Pagella: Pero todo lo que vas a escuchar es palabra por palabra lo que él nos contó.
Carlos González: …dentro de algunos límites me decidí a que si los escucharé y les responderé a todo lo que quieran saber.
Lamentablemente estamos dentro del mundo de la literatura del delito, porque es de fábula, porque no es la cantidad, sino la forma en que se hizo, la forma en que se investigó y la forma en que terminó.
Mariano Pagella: González tiene un poco más de 60 años. Ya está retirado, pero en el año 2006 formó parte de un enorme operativo policial que tuvo a tres figuras protagonistas. Él es la primera de ellas.
Carlos González: Yo ya estaba grande, ya estaba en mi último año de trabajo. Tenía 48, 47 años en ese entonces. Por una cuestión de casualidad, yo me había hecho cargo del lugar en el que trabajaba el día anterior. El día 12. A la tarde.
Mariano Pagella: Ese lugar que menciona es una dependencia de la policía del municipio de San Isidro, en la Zona Norte de Gran Buenos Aires.
San Isidro es un lugar de clase media, media alta. Y dentro de todo, es una zona…tranquila. Digamos que es más conocida por su hipódromo y sus clubes de golf que por la delincuencia.
En su segundo día en el nuevo puesto, el viernes 13 de enero de 2006, González sale a hacer algunas visitas protocolares. A presentarse a fiscales y jueces de la zona.
Carlos González: A eso de las doce, doce y media, o menos…estábamos en la Fiscalía Federal y nos avisan por radio que había una toma de rehenes. Finalizamos la reunión y salimos hacia el Libertador y Perú, lugar donde está el Banco Río de Acassuso.
Mariano Pagella: Acassuso es un barrio muy chiquitito de San Isidro. Es un lugar residencial, de muchas casas, algunas con jardines enormes. Las calles están llenas de árboles. Hacia el norte bordea con el Río de la Plata, donde hay playas, clubes de pesca y hasta una reserva natural.
Por el medio del barrio pasa la avenida del Libertador. Y sobre esa avenida, casi en el centro exacto de Acassuso… está el Banco Río, donde toda esa tranquilidad se rompe con el ruido de las sirenas de la policía.
Carlos González: Nos imponemos de que había entrado una banda de delincuentes armados y habían tomado de rehén a un grupo mediano en cantidad de personas que estaban tramitando sus cosas en el banco.
Mariano Pagella: El edificio está justo en una esquina. No es muy grande. En la planta baja tiene algunos puestos de atención al público y cajeros automáticos. Después tiene un primer piso donde están las cajas y algunas oficinas. Y en el subsuelo está el tesoro con las reservas de dinero, las cajas de seguridad…y el acceso al garage. Dentro los delincuentes tienen 23 rehenes, entre clientes y empleados del banco.
Carlos González: Cuando llegamos había tres patrulleros o cuatro tal vez. Reitero que yo hacía ocho horas que estaba en el puesto.
Mariano Pagella: Al llegar, González se informa de lo que pasó. Todo sucedió muy rápido: Los ladrones entraron al banco alrededor de las 12:30. Cuando Serrano, desde el búnker, se dio cuenta de lo que estaba pasando, activó la alarma y llamó a la policía. A los cinco minutos llegó el primer patrullero, que cortó la avenida del Libertador, justo en la puerta del banco. Al ver a la policía, los ladrones cerraron la puerta y quedaron atrincherados con los rehenes.
González llega al lugar unos 20 minutos después de iniciado el robo.
Carlos González: Enfrente del banco hay un supermercado. Bueno, hablamos con el dueño del supermercado y el hombre nos hizo el lugar, hizo correr con sus empleados cuatro estanterías y ahí armamos la mesa de crisis.
Mariano Pagella: Ese supermercado chino se convierte en algo así como la base de operaciones de la policía. En la mesa de crisis se reúnen las personas que son clave para el operativo: La gerente del banco, que estaba de vacaciones, la empresa de las cámaras de seguridad, una persona de la municipalidad que trae los planos de la zona…
Carlos González: Tenés que tener a todos ahí.
Mariano Pagella: Casi al mismo tiempo que González, se suma a la mesa de crisis el segundo protagonista de ese día.
Ariel Apolo: Mi nombre es Jorge Ariel Apolo. Yo ese día estaba en mi despacho de la Fiscalía donde era titular, del distrito “Martínez – Acassuso”. Inmediatamente viene un móvil a buscarme y con el secretario de la Fiscalía me constituyo en el lugar.
Mariano Pagella: En este momento Apolo es el fiscal de Acassuso. Como la toma de rehenes sucede bajo su jurisdicción, tiene que presentarse en el lugar.
Ariel Apolo: Yo básicamente, cuando me constituyo en el lugar del hecho es para constatar que se está cometiendo un delito. Y como director de la investigación, como fiscal que era en ese momento, a dar las directivas de la investigación.
Mariano Pagella: En Argentina, el fiscal de instrucción, como se le llama, es básicamente la persona que dirige la investigación de un posible delito. De él depende reunir las pruebas necesarias para poder conseguir que una causa llegue al menos a juicio.
Rápidamente la policía organiza el operativo y él empieza su trabajo.
Ariel Apolo: Se perimetra las arterias aledañas, a los efectos de que no ingrese ni egrese gente de las inmediaciones.
Mariano Pagella: Se bloquean las calles a 300 metros a la redonda.
En las terrazas de algunas casas se ubican francotiradores que cubren cada centímetro del banco.
Ariel Apolo: También bueno, se convoca al Grupo Táctico, al Grupo Halcón…
Mariano Pagella: El Grupo Halcón es la división de operaciones tácticas de la policía de la Provincia de Buenos Aires. Es un equipo de élite, encargado de las operaciones más difíciles. Y dentro del Grupo Halcón, se encuentra el tercer protagonista de ese día. Y el más importante. El mejor negociador de la policía. Alguien con un estilo…diferente.
Miguel Sileo: Lo que yo hacía no era recomendable, porque yo realmente rompía las medidas de seguridad que se tienen que tener en estos casos…
Mariano Pagella: …Miguel Sileo.
Miguel Sileo: Bueno, mi nombre es Miguel Ángel Sileo. Me retiré en el año 2019 con 33 años y medio de servicio, de los cuales la gran mayoría estuve destinado a las fuerzas especial Halcón.
Mariano Pagella: Sileo tiene 56 años. Tiene barba canosa y lo primero que me llama la atención es que…para haber sido agente de policía se le ve muy relajado cuando habla del caso. Se ríe, parece que estuviera…no sé…contando anécdotas de la oficina. Se sale del molde del policía clásico.
Miguel Sileo: Permanentemente rompía las medidas de seguridad que se deberían hacer y yo no las cumplía. O sea, realmente me tendrían que haber puesto 10 millones de días de arresto. Bueno, pero no importa. Solucionaba los problemas, quizás.
Mariano Pagella: Para entender mejor por qué Sileo es un policía tan diferente, tenemos que ir un poco hacia atrás. Él se unió al Grupo Halcón en 1986, cuando todavía estudiaba en la escuela de la policía. Tengamos en cuenta que el Grupo Halcón es una unidad táctica con 150 efectivos nada más. Cada año terminan el curso de ingreso el 4 o 5% de los que se inscriben. O sea, lo mejor de lo mejor. Y ahí encontró su verdadera pasión. A los pocos años de entrar ya era comando táctico, instructor de tiro, francotirador…
Miguel Sileo: Y así fue como hice curso de negociador. Pero yo jamás pensé que iba a ser negociador, o sea, lo hice porque me interesó la materia, nada más.
Mariano Pagella: Eso cambió en una noche del año 2004, cuando volviendo de un operativo, sintió un dolor en el brazo izquierdo. Se hizo estudios médicos y el resultado fue una hernia de disco en la cervical. Sileo decidió no operarse porque era muy riesgoso. Pero eso significó que ya no cumplía los estándares para formar parte del grupo táctico. Entonces, su jefe decide asignarlo al equipo de negociadores.
Miguel Sileo: Digo “Sí, pero yo no voy a negociar, no me interesa negociar” porque el que está en una unidad táctica lo que quiere es ser operador táctico, no negociador, que es otra cosa.
Mariano Pagella: El negociador pasa más tiempo hablando que con un arma en la mano. Está lejos de la acción. O eso es lo que Sileo pensaba…
Unas semanas después, durante una guardia nocturna, llega un aviso a la base: una situación con un suicida. El Grupo Halcón también suele intervenir en casos así.
Miguel Sileo: Entonces llamo al jefe mío, le comento, le digo “Mirá, surgió algo así, voy a llamar al negociador” me dice “El negociador sos vos”.
Mariano Pagella: Al llegar al lugar le informan que un hombre está encerrado en una habitación de su casa con su esposa y sus hijos.
Miguel Sileo: ..sentado en la cama con la pistola montada y lista para ser disparada al lado de su mano.
Mariano Pagella: Sileo le empieza a hablar desde la puerta de la habitación. Le habla, le habla y en un momento hace algo que, según los manuales, no hay que hacer.
Impulsivamente, sin dejar de hablarle, Sileo entra a la habitación. Muy despacio se sienta en la cama al lado del hombre y en un segundo donde ve que se distrae…le saca el arma de un manotazo.
Miguel Sileo: Listo, terminado el problema. Entonces el jefe vio muy felizmente que yo había, que mi primera situación había sido exitosa y a partir de ese momento cada situación que había me llamaba a mí.
Mariano Pagella: Con el tiempo Sileo se convirtió en el mejor negociador del Grupo Halcón. Con ese estilo distinto y…digamos, arriesgado, sumando su experiencia como comando táctico, participó en cientos de situaciones. Y nunca murió nadie en una negociación suya.
Por eso, cuando el viernes 13 de enero de 2006 llega el aviso de que hay una toma de rehenes, Sileo forma parte de la unidad del Grupo Halcón que llega al Banco Río de Acassuso…
El Grupo Halcón llega al lugar aproximadamente a las dos de la tarde. Hace una hora y media que los ladrones están atrincherados dentro del edificio. En la mesa de crisis están, entre otros, González y Apolo. Sileo se acerca y lo ponen al tanto.
Miguel Sileo: En el momento la situación era de 23 personas que estaban dentro de una entidad bancaria, cautivas de una banda armada de cinco o seis personas y que peligraban sus vidas.
Mariano Pagella: El objetivo principal de Sileo es lograr la liberación con vida de esas 23 personas. Pero se encuentra con algo que lo sorprende…resulta que los ladrones ya liberaron a alguien:
Ariel Apolo: Al policía Walter Serrano lo hacen salir del búnker. Le sacan el arma, le sacan el cargador y las municiones y le devuelven el arma y lo dejan salir.
Mariano Pagella: Serrano es el custodio del banco que escuchamos al inicio del episodio. Cuando lo liberan, más o menos a los 20 minutos de iniciado el robo, los ladrones se quedan con su teléfono, para comunicarse con la policía. En cuanto sale, Serrano se suma a la mesa de crisis.
Walter Serrano: Le digo que me den algo para escribir, que le quería transcribir cómo estaban vestidos los empleados varones cuando fueron entrando al banco, ¿no?, por si, este, se empiezan a cambiar la ropa los, este, los delincuentes con el personal…los empleados.
Mariano Pagella: Mientras Serrano intenta recordar cada detalle de lo sucedido, el fiscal Apolo toma su declaración.
Ariel Apolo: Y bueno, va describiendo además la disposición del banco, donde se encontraban las cajas, donde se encontraban los rehenes.
Mariano Pagella: Cuando Sileo se pone al tanto de esto, le parece muy extraño que hayan liberado al policía Serrano y que además le hayan devuelto su arma.
Miguel Sileo: Lo normal es que cuando una banda de delincuentes van a robar algo, no es liberar a los policías, porque lo usan de escudo. Saben que los policías es una garantía de que nadie va a entrar y mucho menos con el arma, porque ellos van a potenciar el armamento que tienen. Y lo primero que cruzó por mi cabeza es que podía tratarse de ex policías o de ex miembros, o miembros en actividad, de alguna fuerza de seguridad o del ejército o de alguna fuerza militar.
Mariano Pagella: La hipótesis del negociador en ese momento es que si son ex policías, los ladrones saben que si Serrano pierde su arma puede recibir una sanción grave. Entonces se la dejan, para evitarle un problema.
Miguel Sileo: Se me ocurrió eso, no sé por qué pero fue lo primero que se me pasó por la cabeza.
Mariano Pagella: Hay una sola forma de empezar a esclarecer lo que está pasando: comunicarse con los ladrones.
Miguel Sileo: Entonces, con el teléfono abierto obviamente, modulo y pregunto si era el aparato que estaba adentro del banco. A lo cual me responden “Sí, ¿vos quién sos?” Entonces, este, digo “Hola, ¿qué tal? Mi nombre es Miguel” digo, “soy la persona encargada de destrabar este conflicto.”
Mariano Pagella: Una parte muy importante de la estrategia de negociación de Sileo, es presentarse como “Miguel”, nunca como un policía.
Miguel Sileo: El aspecto policial de esas épocas era de cabello corto, un bigote muy militarizado. No había policías con barba frondosa como la que yo solía tener, o sea, estaba bastante desdibujada la imagen policial.
Mariano Pagella: De esa forma Sileo logra mayor empatía con la otra persona. Y le hace sentir que está hablando con alguien…normal.
Miguel Sileo: Y del otro lado me responden “¿Qué sos, el negociador?”. Bueno, entonces ahí ya es la segunda cosa que me llama un poco la atención.
Mariano Pagella: Según Sileo en esa época, año 2006, era muy raro que alguien se refiriera a él como el negociador.
Miguel Sileo: “¿Vos sos el negociador?” Le digo “sí si, soy el negociador, si lo queres llamar de esa forma.” “¿Que sos, el de barba?”. Bueno, ahí hacemos un alto. Pregunto “Pero dónde está ese tipo?” o sea… entonces me dicen “está adentro del banco”, le digo “¿Pero cómo sabe que soy…?” o sea, una cosa… con el teléfono apagado, “¿Cómo sabe que soy el de barba?”. Y le digo “Si, si, me afeité, soy el de barba, pero si, tengo la barba crecida de unos días”. Me dice “Bueno, acercate que con vos está todo bien”.
Mariano Pagella: Sileo apaga el teléfono y mira a su jefe, que está igual de perplejo que él. Y decide aceptar esa invitación para acercarse. Es más, le parece la oportunidad perfecta para tratar de entender mejor la situación.
Sileo avanza abriéndose paso entre la multitud. Ya le dieron aviso a los francotiradores: no lo pueden perder de vista.
Miguel Sileo: El pensamiento va a una velocidad increíble dentro de la cabeza del negociador, ¿no? Digo “A ver, estos tipos largaron al policía con la pistola, habló del negociador, saben que soy el de barba…¿no será un ex miembro de la fuerza que me tuvo de profesor o de instructor en la Escuela de Policía y sabe quién soy?”. Una de las cosas que me pasa por la cabeza, así como flash.
Mariano Pagella: Finalmente llega hasta una camioneta chiquita que está estacionada en diagonal frente al banco. Desde ese lugar los tres francotiradores lo tienen cubierto, puede protegerse detrás de la camioneta y ve perfectamente el interior del banco.
Miguel Sileo: Veo que de la primer planta, a través del vidrio, una persona que se acerca, su silueta. Y se veía que estaba con un traje claro y con pasamontañas en la cabeza.
Mariano Pagella: Sileo observa detenidamente a este hombre, tratando de captar un gesto, algo que lo ayude a descifrarlo. Nunca se va a olvidar de lo que ve a continuación.
Miguel Sileo: Claramente se ve que gira una silla, un sillón, algo. Se sienta, se cruza de piernas y empieza a hablar. Lo normal es que las personas tengan estrés, que estén a los gritos, que se acuerden de toda la familia. Este tipo está súper tranquilo, cruzado de piernas, hablando como si estuviera tomando un café con los amigos. Entonces, eso realmente me descoloca porque no era el parámetro común que yo tenía de toma de rehenes.
Mariano Pagella: Sileo está…desconcertado. El hombre le cuenta que habían querido hacer un robo exprés, “un cortito”. Pero la policía llegó muy rápido y quedaron ahí encerrados. Le dice que sus compañeros están “un poco nerviosos”, así que Sileo le ofrece su ayuda para que todo siga…tranquilo.
Miguel Sileo: Le digo “De hecho, si hay alguna persona que esté…de los rehenes, que estén alterados, este, enviámelo para que esto no se multiplique en el resto de la gente que está ahí en cautiverio y tengamos un caos”. Y, irónicamente me dice “¿Ya me estás negociando de entrada?” Le digo “No, no, pero en serio le digo, porque puede generar un problema adicional al que ya tenemos”, le digo. Me dice: “No, después vemos, después vemos.”
Mariano Pagella: Sileo vuelve a la mesa de crisis y les cuenta a los demás acerca del intercambio que acaba de tener con “el hombre del traje gris”. Así es como empiezan a llamar a este negociador de los ladrones. Y dentro de su informe, Sileo menciona algo muy particular: Que esta persona le dijo que “no quería que hubiera otro Ramallo”.
Archivo Audio: “…hemos estado pendiente, yo creo que el país entero está pendiente de lo que está sucediendo en la pequeña ciudad de Ramallo…”
Mariano Pagella: Seis años antes, el 17 de septiembre de 1999, tres ladrones entraron a robar a una sucursal del Banco Nación en la localidad de Ramallo, al norte de la provincia de Buenos Aires.
Los ladrones se encerraron con seis rehenes. La negociación con la policía fue muy larga, duró todo el día y toda la noche.
A la madrugada del día siguiente, dos de los ladrones trataron de escapar con un auto desde el garaje. La policía abrió fuego inmediatamente. Hubo 170 disparos en cuestión de segundos. 46 impactaron en el auto.
Lo que la policía no sabía era que dentro del auto había tres rehenes, que estaban siendo usados como escudos humanos. Dos de esos rehenes y uno de los ladrones murieron en el acto.
Todo el episodio fue transmitido en vivo por los canales de noticias, que estuvieron presentes desde el primer momento. La masacre de Ramallo se convirtió en una de las manchas más grandes de la policía argentina.
Para el oficial González, Ramallo todavía era una herida abierta, algo que lo atormentaba.
Carlos González: Yo imaginaba que no pudiendo salir, iban a forzar una salida tempestuosa. Que iban a buscar generarnos el síndrome de Ramallo, que todavía los policías lo teníamos encima. Era algo que a la policía le fue muy doloroso y era un problema. Yo pensaba en eso. Tanto es así que hablé con el negociador y le dije que por favor negociara hasta el último momento.
Mariano Pagella: Pero para Sileo, el negociador del Grupo Halcón, evitar otro Ramallo era algo que ya formaba parte de la rutina de su trabajo.
Miguel Sileo: Siempre en las tomas de rehenes, en esta y en las anteriores a esta que me tocó negociar, siempre amenazaban con Ramallo. Así que no fue sorprendente cuando me dijo “no queremos un baño de sangre como Ramallo” o “esto se va a transformar en un Ramallo”. Pero lo dijeron. Obviamente era una amenaza.
Mariano Pagella: La masacre de Ramallo tuvo muchas consecuencias. Una de ellas fue una enorme ola de cambios en cuanto a los protocolos y el accionar de la policía durante una toma de rehenes. Nunca más podía pasar algo así.
Por eso, a cada minuto que pasa, la tensión se hace cada vez más fuerte en el banco Río.
Ya son las dos y media de la tarde. Hace dos horas que los ladrones están en el banco. Los alrededores ya se convirtieron en un caos de gente.
Carlos González: En el límite donde estaba el cerco había unas 300, 400 personas entre periodistas, chusmas, vecinos, familiares de los que estaban adentro.
Mariano Pagella: Ya hay casi 300 policías rodeando el lugar. Cada tanto se escuchan helicópteros que sobrevuelan la zona. Los canales de televisión están transmitiendo en vivo.
Y en el medio de todo esto…suena el teléfono con el que Sileo se estaba comunicando con “el hombre del traje gris”.
Miguel Sileo: Me dice: “Miguel! Miguel!”, “Si, si”, “Ahí te mando a alguien” me dice.
Mariano Pagella: Los ladrones abren la puerta del banco, y dejan salir a un muchacho joven. Apenas sale, desde la mesa de crisis envían a un grupo de oficiales que lo recibe y lo aparta del banco. Sileo se acerca a él lo más rápido que puede.
Miguel Sileo: Cuando trato de entrevistar a este muchacho estaba muy nervioso, muy nervioso en serio. No podía hablar prácticamente…
Mariano Pagella: El rehén liberado tiene un ataque de pánico y no logra dar muchos detalles de lo que pasa en el interior del banco. Sileo decide hacerle un comentario sobre eso al “hombre del traje gris”.
Miguel Sileo: Entonces como ya a esta altura me había dado cuenta de que el tipo tenía un tenor irónico en el habla, yo también utilicé el mismo código de ironía que usaba él, lo llamo y le digo en forma irónica, “Bueno, la próxima vez que me envies uno, enviame uno que por lo menos sepa hablar”, le digo “Este muchacho no puede ni hablar”, me dice “Ah, ¿viste? Fijate si le podes sacar una palabra a ese que esta re cagado” que se yo, que se cuanto. “Bueno, fíjate cuando quieras, mandame otra persona”.
Mariano Pagella: A los pocos minutos liberan a otra persona. Esta vez es una mujer, que también está muy nerviosa.
Ya son las tres y media de la tarde. Hace tres horas que los ladrones están dentro del banco. Y en ese momento sucede lo que todos están esperando: el hombre del traje gris le dice a Sileo que va a tratar de convencer a sus compañeros de entregarse.
Miguel Sileo: “Pero primero vamos a comernos algo. Traeme unas pizzas y unas gaseosas y comemos y salimos, porque después no nos van a dar de comer,” me dice “Bueno listo, no hay problema.” Entro en el juego de el, le digo “qué tipo de pizza queres?”, me dice “Traeme una de…”
Mariano Pagella: Años más tarde quedaría instalado en la prensa y hasta en películas que los ladrones pidieron “Fugazzeta”. Es una pizza de cebolla muy popular en Argentina. Y también es un juego con la palabra “Fuga”.
Miguel Sileo: Acá voy a desmentir un poco el relato ese famoso de la Fugazzeta. No, eso no existió.
Mariano Pagella: Las pizzas, que en realidad eran de mozzarella, tardan casi una hora en llegar. Son las cuatro y media de la tarde. Hace cuatro largas horas que comenzó el robo. Parece que finalmente todo estaba a punto de terminar. Pero…
Miguel Sileo: Cuando vienen las pizzas ya pierdo contacto radial con el interior del banco.
Mariano Pagella: Sileo llama y llama insistentemente. Incluso prueba con un megáfono. Pero nadie contesta. Se pierde completamente la comunicación con el banco.
Miguel Sileo: Yo en mi interior, cuando si pierden las comunicaciones, tenía una teoría que era de que ellos se estaban potenciando, estaban barricando, estaban haciendo…tabicando las entradas para enfrentarse a la policía.
Mariano Pagella: Cuando pidió las pizzas, el hombre del traje gris le dijo a Sileo que iba a intentar convencer a sus compañeros de entregarse. Al cortarse la comunicación, Sileo supone que no lo logró.
Se acerca a su jefe y le informa de que su trabajo como negociador terminó: ya no hay nadie con quien negociar. Pero también le transmite su preocupación.
Miguel Sileo: Entonces yo le empiezo a decir a mis superiores, le digo “Mirá, vamos a tratar de entrar” le digo “porque me parece que estos tipos se están fortaleciendo. Va a haber un baño de sangre”. Y bueno, todavía estaba dando vuelta el fantasma de la masacre de Ramallo.
Mariano Pagella: En Ramallo la policía actuó impulsivamente: vieron salir el auto del banco y dispararon. Uno de los cambios que se hicieron a partir de eso fue que ahora, en una situación con rehenes, la policía solo puede actuar si está segura de que los rehenes van a estar a salvo. O, por el contrario, si hay una clara señal de que están en peligro.
Miguel Sileo: Entonces, con buen atino, porque no había un indicador de violencia que diga que tengamos que entrar, el jefe decide postergar el ingreso.
Mariano Pagella: Esa teoría de Sileo no es un justificativo suficiente para entrar al banco. Así que la policía decide esperar. Pasan 15 minutos…30 minutos…una hora…hasta que a eso de las 5 y media de la tarde más o menos…
Ariel Apolo: Uno de los rehenes se comunica con…su hermano.
Mariano Pagella: El fiscal Apolo se acerca a hablar con esta persona.
Ariel Apolo: Al no ver movimiento los mismos rehenes se empiezan a levantar, empiezan a mirar, toma uno de ellos el teléfono y llama a un hermano. Y bueno esta persona nos avisa que su hermano lo había llamado y que no había movimientos en el banco.
Mariano Pagella: A los pocos minutos empiezan a sonar más teléfonos. Y se acercan familiares de otros rehenes diciendo lo mismo: que los llamaron desde adentro del banco y que nadie los está vigilando. El oficial González no lo puede creer.
Carlos González: Me llamó mi hija desde adentro, que estaban bien. Otro viene y dice me llamo mi prima desde adentro me dice que está bien. ¿Y, cómo? Sí, pudieron agarrar los teléfonos porque se fueron todos abajo, dice. Ya cuando los rehenes llevaban una hora, una hora y media hablando con la familia, dijimos “bueh, vamos a entrar”.
Mariano Pagella: Son las siete de la tarde. Hace más de seis horas que comenzó la toma de rehenes. Está cayendo el atardecer y los comandos del Grupo Halcón se preparan para ingresar. Llevan armas de asalto y cascos. Algunos tienen escudos que les cubren la mitad del cuerpo. El banco tiene tres pisos, así que se forman tres unidades que van a actuar en simultáneo: Una va a asegurar la planta baja, la otra el primer piso y la tercera el subsuelo, hacia donde los rehenes decían que vieron irse a los ladrones.
Miguel Sileo también va a entrar.
Miguel Sileo: Y cuando reparten los roles y los sectores de responsabilidad, a mí me toca ir al subsuelo.
Mariano Pagella: El Grupo Halcón se prepara en fila en la puerta del banco. Tienen sus armas levantadas, listas para disparar. El que está al frente rompe la puerta de vidrio del banco, que estalla en mil pedazos. En cuestión de segundos entran todos.
Miguel Sileo: Entonces cuando ingresamos un grupo siguió en la planta baja, otro a la planta superior y yo descendí por las escaleras al subsuelo, donde paso de largo la bóveda, me encuentro con un pasillo donde estaba el búnker, sigo hasta la última habitación, que era la cochera, el garage.
Mariano Pagella: Todo sucede en un instante. En la entrada encuentran a un grupo de rehenes. Les ordenan que se queden en el piso y no se muevan. La unidad que sube hasta el primer piso se encuentra con otro grupo de rehenes. También les ordenan quedarse quietos y aseguran el lugar. En el subsuelo, Sileo está frente a la puerta del garage.
Miguel Sileo: Y uno como ya tiene la gimnasia de haber hecho allanamientos durante toda la vida. Y al no haber escuchado gritos ni disparos…y ya sabía que ya estaba todo despejado el banco. Y la última puerta que hacía falta abrir era la que yo estaba frente a ella.
Así que en ese momento, como dicen…te pasa la vida frente a los ojos, es verdad. Porque realmente yo pensé que iba a enfrentarme y yo era el que entraba primero.
Mariano Pagella: Se suman otros dos compañeros. Ya son tres, la cantidad mínima para hacer una irrupción.
Miguel Sileo: Abrimos la puerta, nos metimos y cuando nos metimos nos encontramos con el vehículo en el que habían llegado ellos, que estaba apoyado sobre el portón, tabicándolo para que no se pueda entrar por ahí.
Y la cochera vacía.
Mariano Pagella: El grupo encargado de revisar el subsuelo abre las bóvedas de las cajas de seguridad…y se encuentran con algo que no se imaginaban: decenas y decenas de cajas de seguridad abiertas a la fuerza…y vacías.
Luego de unos minutos, el jefe del Grupo Halcón sale del banco y avisa que el lugar está asegurado. Ningún rehén resultó herido. Pero los delincuentes…desaparecieron.
Durante las horas que siguen, la policía está en un estado de confusión. Se arman dos equipos: el primero se encarga de los rehenes. El fiscal Apolo empieza a verificar la identidad de cada uno de ellos.
Ariel Apolo: Se va empezando a salir la gente del lugar, van empezando a sacar a los rehenes a un playón de un inmueble contiguo y se los empieza, lógicamente, a separar, ¿no?
Mariano Pagella: Esta tarea va a llevarle hasta las cinco de la mañana.
Ariel Apolo: Vamos a determinar que no eran…que eran solamente rehenes, que no había ningún involucrado que formara parte de ese grupo de personas, que el personal policial había empezado a sacar de ahí.
Mariano Pagella: El segundo equipo se dedica a revisar cada rincón del banco. Afuera había casi 300 policías, cada salida estaba cubierta, las calles estaban cortadas.
Carlos González: Tenían que estar ahí. No había forma. Revisamos, miramos, corríamos los cuadros, no sé. De última habría que haber roto el techo para seguir mirando.
Mariano Pagella: En el subsuelo del banco, la zona de las cajas de seguridad es un caos. Las cajas están abiertas, tiradas en el piso. Alrededor está lleno de cosas: papeles, documentos, joyas.
Carlos González: Había de todo tirado en el piso, absolutamente de todo, y entre todo ese “de todo”…había no me acuerdo si cinco o seis armas.
Mariano Pagella: Los ladrones dejaron sus armas en el banco antes de desaparecer. Unos días después, los peritos van a analizar esas armas y van a concluir que son…
Carlos González: Todas réplicas.
Mariano Pagella: O sea, las armas son falsas. Incapaces de lastimar a alguien. Pero el mayor descubrimiento llega después de una hora de estar revisando cada rincón del banco…
Carlos González: Uno de los del grupo Halcón observa en el subsuelo, en un cuarto donde se cambia la gente de mantenimiento, unas cajoneras con todas las cosas que se necesitan para la limpieza.
Mariano Pagella: Es un cuarto chiquito, que también está lleno de cosas tiradas por el piso: bolsas, papeles, billetes…y tierra.
Carlos González: Eran cinco lockers muy bien, muy parejito, muy prolijo. Y uno estaba desplazado. Entonces le llamó la atención por qué estaba desplazado ese locker y lo corrió. Y atrás había un boquete gigantesco.
Mariano Pagella: Un agujero de 50 x 30 cm, el tamaño justo para que pueda pasar una persona adulta.
Carlos González: Cuando vimos eso. Yo no sé si ustedes tienen la imagen de la pantera Rosa cuando se le cae la mandíbula. Fue algo así.
Mariano Pagella: Aparentemente, abrieron las cajas de seguridad y huyeron con el botín por el agujero. El supuesto “cortito” que salió mal y terminó en una toma de rehenes…parecía ser algo completamente distinto.
Para Miguel Sileo, ese día terminó con una certeza: su objetivo principal de liberar con vida a los 23 rehenes se había cumplido. Con el tiempo iban a llegar otras respuestas…
Miguel Sileo: Nos enteramos de que el que le tocó el rol de hablar conmigo, para engañarme, tuvo que…hizo actuación Y por lo que tengo entendido también hicieron un poco los deberes y vieron algunas tomas de rehenes donde aparecía mi persona. Entonces ellos tenían la certeza de que el que iba a negociar ese día con ellos era un tipo de barba.
Mariano Pagella: El fiscal Ariel Apolo tenía por delante una investigación muy intensa, de varios meses…
Ariel Apolo: Tuvimos hipótesis falsas todos los días y se chequeaba absolutamente todo.
Mariano Pagella: Y el oficial Carlos González…en el segundo día en su nuevo puesto…a un año de retirarse…iba a enfrentarse a uno de los mayores enigmas de su carrera.
Carlos González: Fue algo muy bien hecho, que nos dejó mal parados. Algo que dentro de todos los manuales no existía: La banda mixta. La banda mixta, que eran boqueteros, gente que conocía los boquetes, con una banda de ladrones de caño, que andan con armas. Acá se juntaron las dos partes. Es una leyenda más que tiene el robo al banco.
Mariano Pagella: A lo largo de esta serie vamos a volver varias veces a ese día. Vamos a descubrir qué sucedió realmente durante el robo y las semanas siguientes.
Y sobre todo, vamos a conocer cómo ese viernes 13 de enero de 2006 le cambió la vida a muchas personas. Un día que se convertiría en una leyenda.
En el próximo episodio: dos periodistas revelan un mensaje que dejaron los ladrones, la policía reconstruye la ruta de escape y el robo se convierte en el tema del verano.
María Ripetta: El caso del robo del siglo fue lo que definió que yo no me quisiera mover nunca más de los policiales. Nunca más.
Mariano Pagella: El Verdadero Robo del Siglo es una producción original de Adonde Media con el apoyo de Duolingo.
Este episodio fue producido y escrito por mi, Mariano Pagella.
Alejandro Marinelli y Tali Goldman realizaron la investigación periodística.
La edición del guión estuvo a cargo de David Alandete.
La mezcla de sonido fue realizada por mi y Andrés Fechtenholz.
Nicolás Pagella compuso la música original.
La masterización y el diseño de sonido lo hizo Antonio Romero.
Luis Ziembrowski es la voz de Carlos González.
La ilustración del episodio es de Tony Ganem.
Martina Castro fue la productora ejecutiva.
Podés encontrar todos los episodios de la serie en robodelsiglopodcast.com o en tu aplicación de podcast favorita.
Gracias por escuchar.
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