RoboDelSiglo_EP06

Episodio 6 Las consecuencias

Los ladrones se sientan en el banquillo. Los fiscales reconstruyen el caso para lograr la condena máxima. Las víctimas hablan por primera vez. Y una duda surge: ¿fue en realidad un golpe sin armas y sin amenaza de violencia?

TRANSCRIPCIÓN

Episodio 6: Las consecuencias


Walter Serrano: Empieza el robo, como quien dice y una de las personas, que es el que porta la escopeta, baja al lugar donde yo estoy. 

Mariano Pagella: Es el viernes 13 de enero de 2006. Apenas pasaron las doce y media del mediodía y hace cinco minutos que comenzó el robo al Banco Río. Walter Serrano, el custodio, tiene delante suyo los monitores de las cámaras de seguridad.

Walter Serrano: Mi lugar, en el búnker, está en el subsuelo, donde comparto a mi derecha del bunker el tesoro del banco y las cajas de seguridad.

Mariano Pagella: El búnker de Serrano es un cuarto cerrado, con puerta blindada. Tiene cuatro monitores desde los que puede ver las casi 20 cámaras del banco. La puerta tiene un pequeño vidrio antibalas. Desde ahí, ve bajar por la escalera a uno de los ladrones, que lleva una escopeta.

Walter Serrano: Nos divide en un pasillo un enrejado, donde esta persona se acerca ahí y amedrentándome con la escopeta, empezamos a enfrentarnos con palabras y me insulta.

Mariano Pagella: La persona de la escopeta lleva puesto un delantal blanco, una peluca y una gorra. Serrano lo vió por las cámaras: es el primero de los ladrones que entró al banco.

Walter Serrano: No deben ser tres metros entre la puerta mía y la reja, donde esta persona, en la jerga nosotros le decimos “guitarrear”, que golpea la reja, ¿viste? Y ahí adonde yo le digo “No me guitarries, no le tengo miedo a una escopeta”.

Mariano Pagella: El hombre del delantal le dice a Serrano que salga del búnker, que están asaltando el banco. Serrano le dice que no, que ya dió aviso a la policía y que van a llegar en cualquier momento.

Walter Serrano: Y insultándome sube las escaleras. A los minutos de eso baja esta persona del traje gris, encapuchada, con la jefa de área, el tesorero y otro empleado.

Mariano Pagella: El “hombre del traje gris” lleva una pistola. Le pide a la jefa de personal que abra la reja. Ella es quien tiene acceso a todos los rincones del banco, incluidas las bóvedas de las cajas de seguridad. Entonces, Serrano y el hombre del traje gris se encuentran frente a frente, a través del vidrio antibalas de la puerta del búnker. Sólo puede verle los ojos a través del pasamontañas que cubre su cara.

Walter Serrano: Y de ahí es donde yo empiezo a hablar con esta persona del traje gris. Primero me dice que salga, yo me niego, empezamos a ver, a “medirnos”. Cuando veo que la persona, este, me insiste que yo me entregue, le digo que no, qué mejor que largue los rehenes, que yo me entregaba, pero que largue los rehenes.

Mariano Pagella: Serrano intenta “negociar” con él. Es un oficial de policía cumpliendo un servicio de custodia adicional, algo muy común en los bancos de la provincia. 

Walter Serrano: Y esta persona me dice: “No, no. Vos no me vas a enseñar a trabajar”. Ahí es donde más o menos de lo pasivo que estaba se tensa un poquito. Agarra a la jefa de… a La tana y medio la estampa contra el vidrio, no?. La pistola que estaba portando se la pone en la cabeza y me dice “Abrí o te la mato”.

Mariano Pagella: Serrano hace muchos años que trabaja en el banco y conoce muy bien a “La tana”, la jefa de personal. Tienen mucha confianza. Sabe, por ejemplo, que hace poco nació su primera nieta. A través del vidrio del búnker, Serrano puede ver cómo crece su desesperación mientras el hombre aprieta el arma contra su sien. Las lágrimas empiezan a caer por el rostro de la rehén.

Walter Serrano: Y llorando me suplicaba que le abra la puerta del búnker porque no disfrutaba a su nieta todavía. Y yo le dije que deponga la actitud, que no era necesario, que yo me entregaba, pero que no me toque los rehenes.

Mariano Pagella: Entonces, Serrano toma la decisión de poner en riesgo su vida para cumplir con su deber. 

Walter Serrano: En ese momento yo ya mentalmente había dicho: “Bueno, Señor…” Señor, por Dios, ¿no? “Si estos son los últimos momentos, cuidame a la familia. Nada más”. 

Abro la puerta del búnker y me entrego.

Mariano Pagella: El hombre del traje gris baja su arma y se aleja de la puerta. Serrano saca su arma muy lentamente, la apoya en el suelo y la empuja hacia el hombre del traje gris.

Walter Serrano: Esta persona la agarra, la mira y dice: “Linda pistola, ¿eh?” Levanta un poco el saco del traje gris y se la pone atrás. Ahí me dice: “quédate tranquilo que no te va a pasar nada, porque yo soy un ladrón”.

Mariano Pagella: Serrano sale del búnker con los brazos en alto. Mientras otro de los ladrones que bajó vigila a los tres empleados del banco que están ahí, el hombre del traje gris revisa a Serrano, para asegurarse de que está desarmado.

Entonces, apuntándole con su arma por la espalda, lo hace subir por la escalera a la planta baja.

Walter Serrano: Cuando llego a la planta baja, miro a los rehenes. Lo que me llama mucho la atención mujeres que lloran, que gritan, que entran en una crisis de nervios. Era muy fuerte, era muy fuerte el llanto.

Mariano Pagella: Serrano llega a contar entre 10 y 15 rehenes amontonados en un rincón de la planta baja. El hombre del traje gris le indica que siga caminando hasta la puerta de entrada. Como ya sabemos, le dice que lo van a dejar ir. Y le devuelve su arma, descargada.

Walter Serrano: Cuando me abre la puerta voy saliendo y veo la multitud de compañeros míos cortando Avenida del Libertador, en abanico, todos apostados. Mucha gente, muchos efectivos.

Mariano Pagella: Lentamente, Serrano sale del banco. Son pocos metros que parecen eternos. Durante todo el trayecto piensa que pueden dispararle por la espalda para intentar huir. Finalmente, llega hasta el cordón de seguridad y, aliviado, lo primero que les dice es: “por lo menos son cuatro. Y están armados”. Pasaron apenas quince minutos desde el inicio del robo.

Ese día, Serrano le cuenta a la policía todo lo que sucedió… y nunca más vuelve a hablar del tema. De hecho, esta es la primera vez que cuenta su experiencia públicamente… a excepción de febrero del año 2010, cuando declara en el juicio a los ladrones.

Walter Serrano: Ahí adonde yo volví a encontrarme con la magnitud del hecho, de haber salido y haber discutido un poco con esta persona que tenía la escopeta. No hay dinero, no hay nada que compre una vida, ¿no?. Y ese era mi temor, de que se le escape un proyectil, un disparo o mate a un civil…

Mariano Pagella: Pasaron cuatro años desde el robo y la fiscalía está determinada a lograr la pena máxima para los ladrones. Para eso, va a usar testimonios como el de Serrano para tirar abajo algunas de las versiones que se contaron sobre el robo: La toma de rehenes “amable”, los ladrones “bondadosos” que no maltrataron a nadie… y la más importante: que usaron armas falsas durante el robo.

Walter Serrano: Yo soy un profesional, por eso soy instructor de tiro. Yo les puedo garantizar que no eran armas de juguete.

Mariano Pagella: Mi nombre es Mariano Pagella. Y esto es El Verdadero Robo del Siglo. Una producción original de Adonde Media.

Episodio 6: Las consecuencias.

Gastón Garbus: Nosotros estábamos bastante confiados porque realmente la prueba que habíamos logrado reunir durante la investigación era por demás contundente.

Mariano Pagella: Este es Gastón Garbus, el fiscal que debe demostrar en el juicio que los ladrones son culpables. La fecha para el inicio del debate oral es el 15 de febrero de 2010, cuatro años y un mes después del robo.

Gastón Garbus: Este juicio sólo se podía llevar a cabo con mucha preparación. Nosotros estuvimos muchos meses preparando el debate. No podíamos improvisar.

Mariano Pagella: Los juicios orales en Argentina se dan frente a un tribunal. No hay jurado: son tres jueces y se llega al veredicto por mayoría. Esto sucede en un debate oral que es similar a otros países: la fiscalía y la defensa presentan su postura y testigos, y después ambas partes los pueden interrogar.

Gastón Garbus: Gran cantidad de testigos los entrevistamos antes del juicio, no de las víctimas, pero sí del personal policial o la gente del banco para que nos recuerden qué es lo que había sucedido así que fue un juicio que su preparación nos demandó mucho tiempo.

Mariano Pagella: Durante el juicio la fiscalía no solo va a tener que demostrar que los acusados participaron del robo. Tienen un reto mayor: lograr cambiar la “calificación” del delito. El juez, al autorizar el juicio, lo hizo para la acusación de un robo cometido con armas “no aptas para producir disparos”. Es decir, van a ser juzgados por un robo realizado… con réplicas de armas. 

Gastón Garbus: Estamos hablando de un delito cuando el arma es “apta para producir disparos”, que arranca en seis años y ocho meses a un delito cuando el arma “no es apta para producir disparos”, que tiene un mínimo de tres años.

Mariano Pagella: Esas son las penas mínimas. La fiscalía quiere lograr la máxima condena posible: 20 años de prisión. Para lograrlo, tienen que demostrar que los ladrones usaron armas reales y que la toma de rehenes fue violenta. Garbus y su equipo empiezan a diseñar toda su estrategia… pero comienzan a tener problemas con uno de sus testigos clave.

Gastón Garbus: Tuvimos un año y medio antes del juicio, bastante complicado con relación a la posibilidad de que Di Tullio se desdiga o mantenga su versión de los hechos en el juicio, ¿no? No fue fácil.

Mariano Pagella: Alicia di Tullio, la mujer que denunció a toda la banda. En un momento los abogados de su ex esposo, Beto de la Torre, la convencieron para decir que lo que había declarado era mentira. Después ella se retractó y dijo que sí era verdad. Entonces la fiscalía no sabe qué puede llegar a pasar cuando a ella le toque hablar frente a los jueces. Puede jugarles a favor… o en contra. Pero ese no es el único problema que encuentran, porque seis meses antes del juicio reciben noticias inesperadas del “hombre del traje gris”. 

Gastón Garbus: Según la versión de Vitette, él había estado el día del hecho en Uruguay firmando unos contratos de una empresa de comercio exterior que él tenía allí. Para lo cual aportó los testimonios de una escribana que dice haber estado con Vitette ese día a la mañana temprano en Montevideo, firmando unos documentos.

Mariano Pagella: El juez considera que la prueba que presentó Vitette es contundente. Así que, para llevarlo a juicio, primero la fiscalía tiene que demostrar que es falsa. No logran hacerlo a tiempo, así que el 15 de febrero de 2010, comienza el juicio solo para cuatro de los acusados: Alberto de la Torre, Sebastián García Bolster, Julián Zalloechevarría y Fernando Araujo.

María Ripetta: Bueno, a mí siempre me divirtieron mucho las coberturas de juicios y sobre todo estos juicios. Se llenaba todo de periodistas, de los camarógrafos, las radios…

Mariano Pagella: Conocimos a María Ripetta en el segundo episodio, cuando logró la exclusiva del mensaje que dejaron los ladrones. En el año 2010 trabaja para el diario Crónica. Ella siguió el caso desde el inicio, así que se ofreció rápidamente para cubrir el juicio. No quiere perderse ni un minuto de lo que podría ser el “desenlace” de la historia del robo.

María Ripetta: Como siempre, el primer día fue un caos de periodistas. Era un juicio muy esperado. Yo tenía mucha expectativa de ver cómo se resolvía, porque además hasta ese momento, salvo Beto de la Torre, que no le quedaba otra, porque le habían encontrado todo el dinero, los demás trataban de ir por la inocencia.

Mariano Pagella: El lugar del juicio es la sala más grande de los tribunales de San Isidro. La sala es austera. Tiene paredes blancas y se divide en dos: en la parte de atrás están familiares y periodistas. En la parte de adelante, enfrente, sobre una tarima, los jueces. Detrás de ellos hay unas cortinas marrones, y arriba, un crucifijo.

María Ripetta: Después, enfrentados, de cada lado, a la altura del piso, igual que el público estaban de un lado el equipo de fiscales, del otro lado estaban todos los acusados, que eran cuatro más sus abogados.

Mariano Pagella: Y en el centro, frente a la tarima de los jueces, hay una mesa con una silla donde se sientan los testigos. En este momento los acusados tienen prisión domiciliaria, así que un móvil de la policía se encarga de ir a buscarlos y traerlos al juzgado. 

Es la primera vez que están juntos desde que se dividieron el botín, hace cuatro años.

María Ripetta: Los imputados prácticamente no hablaron en todo el juicio. Beto de la Torre es inexpresivo, su cara es siempre la misma. 

Zalloechevarría era por ahí el que se lo veía más nervioso, siempre estaba sentado al lado de Beto. Y Fernando Araujo mantenía un perfil muy bajo, Sebastián García Bolster estaba muy nervioso, era el que se lo veía más angustiado.

Mariano Pagella: Los jueces le preguntan a cada uno de los acusados si desean presentar su testimonio. Y, uno por uno, dicen que… no. Así que, durante las primeras semanas de audiencias, el equipo de la fiscalía comienza a llamar a los testigos presenciales del día del robo: los rehenes. 

María Ripetta: En ese momento todos creíamos que la toma de rehenes realmente había sido casi como, no digo como un juego, pero que sí realmente… como que los habían tratado de “Ay bueno, quédense tranquilos, que acá no pasa nada.” Y no fue tan así. 

ESTELA: “Estaba esperando para ser atendida y de repente alguien me golpeó la nuca, como tirándome al piso, con un elemento duro, que yo asocie que era un arma porque después vi un arma.”

Mariano Pagella: Esta es Estela M., una de las rehenes del robo. Estaba en el banco haciendo un trámite, como tantos otros. Su testimonio y los otros que vamos a escuchar están recreados, palabra por palabra, de lo que dijeron en el juicio, según el expediente judicial.

Como el de José F., otro cliente del banco.

José F: “Ingresé al banco al mediodía. Cuando entré, una persona que tenía un pasamontañas me puso contra la vidriera que da a la calle Libertador. La persona que me agarró tenía un arma en la mano, plateada. Movió la corredera y cayó una munición al piso. Siempre permanecíamos custodiados, a veces por el del traje gris y a veces por el de guardapolvo, que tenía un arma larga. Solo nos dejaban orinar en los macetones de las plantas”.

María R.: “Me tiraron al piso o me caí. Ahí me dijeron esto es un asalto, vos nos vas a ayudar, nos tenés que acompañar a todo lo que te pidamos. Si suena una alarma te matamos. Que ‘todo dependía de mí, tanto los rehenes como el resto de mis compañeros.’”

Mariano Pagella: Esta es María R., “la tana”, a la que Walter Serrano vio desde el búnker. Su declaración tuvo que ser interrumpida muchas veces, porque rompía en llanto al hablar.

María R.: “El del traje gris me llevó hasta el bunker. Le decían a Walter que si no salía me iban a matar. Me apoyaba un arma en la cabeza que era fría y pesada. Yo le pedí a Walter que por favor saliera, “por mi nieta”, que hacía poco había nacido.

Mariano Pagella: Martín D. también era empleado del banco. Había terminado de atender a un cliente cuando comenzó el robo.

Martín D.: “Estaba muy nervioso. Me hice pis encima. Pedí ir al baño y uno de los asaltantes me dijo que me estaba comportando como un chico de 15 años, que le estaba rompiendo las pelotas, que lo tenía podrido y que me iba a dejar ir.”

Mariano Pagella: Fue el primer rehén liberado. Tenía un ataque de pánico tan grande que no pudo hablar con la policía por varias horas. Toda la situación le generó secuelas graves. 

Martín D.: “Al otro día en casa tuve un brote de angustia… me puse a llorar que parecía que me estaban matando. Me medicaron y me derivaron a hacer terapia. Estuve siete meses viviendo en lo de mis padres porque no me animaba a quedarme solo. Tenía miedo de salir a la calle, sentía que me estaban persiguiendo. Tuve que hacer terapia con motivo de todo esto porque solo no podía salir.”

Mariano Pagella: Para los ladrones la toma de rehenes había sido una estrategia para distraer a la policía nada más. Pero para las personas que estuvieron dentro del banco, fue una situación muy real. María presenció todos los testimonios. 

María Ripetta: Les habían gritado, los habían amenazado. Les decía que si no hacían lo que les decían los iban a matar. Estaba el miedo a la muerte. Y entonces uno tomaba conciencia de que eso no había sido un juego ni una puesta en escena. Había sido una toma de rehenes real. 

Mariano Pagella: Después del robo, todos los empleados del banco que fueron tomados como rehenes pidieron ser trasladados a tareas administrativas. Querían estar alejados del dinero. Eso sorprendió a todos. 

Gastón Garbus: Pero después la otra sorpresa quizás fue cuando empezaron a desfilar los testigos de los dueños de las cajas de seguridad. 

Mariano Pagella: Los dueños de las cajas de seguridad no están obligados a declarar en el juicio, pero varios quisieron estar. Sienten que fueron “invisibilizados”, como si el robo no hubiera tenido víctimas. 

Gastón Garbus: Y en muchos casos eran personas que acababan de vender el departamento de su madre recién muerta, o tenían las joyas que tenían un valor sentimental o gente que tenía la plata guardada porque ya había vendido su casa y estaba esperando hacer una operación. Es decir, gente que se quedó sin el dinero para comprar su casa.

Mariano Pagella: De a poco, la fiscalía comienza a desmontar la historia del robo “amable”. Sienten que la balanza del juicio empieza a inclinarse a su favor. Ahora tienen que demostrar que, efectivamente, esos cuatro acusados formaron parte del robo.

Gastón Garbus: La prueba contundente que había en contra de estas personas tenían que ver por un lado con el reconocimiento de alguno de ellos por parte de las víctimas. Es decir, había personas que en ruedas de reconocimiento habían podido identificar a alguno de los autores, como en el caso de Araujo, como en el caso de la Torre.  

Mariano Pagella: Todo el país está pendiente del juicio. El equipo de la fiscalía tiene que ser muy preciso al momento de presentar las pruebas para lograr las condenas de los acusados. A medida que pasan las audiencias, van explicando el resultado de su investigación: el análisis de las llamadas telefónicas, el registro de García Bolster y Araujo yendo a sacar fotos al banco un año y medio antes del robo, los testigos que describen a Zalloechevarría esperando en la camioneta. Incluso aparecen a testificar las personas que les vendieron esa camioneta.

Gastón Garbus: Esa camioneta fue comprada en Martínez a un músico y a su padre, que viven a cuatro cuadras de la Fiscalía. Y cuando estas personas ven ya detenido a De la Torre y ven detenido a Vitette Sellanes, se presentan espontáneamente en la Fiscalía a decir que ellos los reconocían como a quienes le habían vendido una camioneta. 

Mariano Pagella: Estas personas señalan a De la Torre como uno de los que hizo la compra. Él y Zalloechevarría tienen al mismo abogado. Siguen diciendo que son inocentes, pero no presentan ningún descargo, ninguna prueba que desmienta a la fiscalía… excepto Fernando Araujo, el ideólogo de todo el plan. Cuando lo detuvieron, Araujo fue el único que declaró. Dijo que era inocente y que podía probarlo. 

Gastón Garbus: Él dice que durante los hechos había estado en una fiesta, en el Rodeo, que es un lugar en San Juan, que hay una especie de camping ahí, donde él había pasado esos días de enero junto con otras personas.

Mariano Pagella: El Rodeo es el pueblo donde Araujo fue capturado después del robo. Y no solo dice que estuvo ahí. Presenta muchísimas pruebas, fotografías, testigos y hasta registros de hoteles. Todo eso lo ubica a 1300 kilómetros de distancia del banco Río el día del robo. Garbus va a tener que refutar cada una de esas pruebas ante los jueces… o todo el caso se puede caer abajo.

Gastón Garbus: Todo el preparativo para poder desarticular la coartada de Fernando Araujo fue lo que más trabajo nos dio. Esto me requirió a mí y a mi equipo de trabajo un desafío profesional, yo tenía gente en el público tomando nota, no se nos escapaba absolutamente nada, teníamos reuniones todos los días.  

Mariano Pagella: La fiscalía trabaja al máximo para desarticular cada detalle de su coartada. Araujo presenta fotos que, según dice, lo ubican en San Juan el día del robo.

Gastón Garbus: Lo primero que tuvimos para decir al respecto, bueno, que esas fotografías no tenían fecha. No había ninguna certificación que efectivamente eso haya ocurrido el 13 de enero del año 2006. Eran fotos de una reunión, pero podía haber sido en cualquier lado.

Mariano Pagella: Según Araujo, el día del robo hubo una fiesta muy grande en San Juan. Y él insiste con que estuvo ahí. Garbus intenta invalidar esa prueba presentando testigos… que dicen lo contrario.

Gastón Garbus: Trajimos desde San Juan a personas que habían estado ahí, uno de ellos era un periodista que había cubierto ese evento y manifestaron que no había estado en ese lugar Fernando Araujo.

Mariano Pagella: Pero el problema de la fiscalía no es solo demostrar que no estuvo en San Juan. También tienen que probar que él estuvo en San Isidro el día del robo, porque su coartada pone en duda su ubicación. Así que empiezan a analizar sus pasos de acuerdo a las llamadas telefónicas que realizó los días previos al robo.

Gastón Garbus: Fernando Araujo durante el tiempo que él estuvo en San Isidro con relación al robo, se hospedó en la casa de una amiga. Logramos establecer a partir de la investigación que en ese lugar donde se hospedó, Fernando Araujo fue visto por distintas personas que coinciden con el fin de semana del hecho, es decir, con los días previos al asalto.

Mariano Pagella: Garbus lleva testigos que lo colocan en la zona del delito. Pero Araujo contraataca, presentando a su vez otros testigos que dicen que sí estuvo en San Isidro los días anteriores al robo… porque viajó por el cumpleaños del hijo de un amigo. Y afirman que el mismo día volvió al Rodeo, en San Juan, donde pasó el 13 de enero de 2006. Es un ida y vuelta constante.

Gastón Garbus: Yo salía de los juicios y me iba a la Fiscalía y coordinábamos lo que íbamos a hacer al día siguiente, teníamos una programación del debate casi como si fuese un tablero de ajedrez, ¿no?

Mariano Pagella: La fiscalía tiene que calcular perfectamente sus movimientos. Tienen que presentar las pruebas que desmienten la coartada de Araujo con mucha astucia, para no darle tiempo a la defensa a reaccionar.

Gastón Garbus: Cada vez que íbamos a traer un testigo, si nos convenía avisar antes o no, testigos que trajimos desde San Juan, las partes se oponían, el tribunal decía “pero bueno, y ¿cuánto tiempo va a tardar en llegar?” y nosotros decíamos “Su señoría, el testigo está en la puerta” pensando el resto que todavía estaba en San Juan, por ejemplo, ¿no? Hubo gente que fue en burro a buscar testigos durante el juicio al medio de la montaña en San Juan.

Mariano Pagella: Además de testigos que lo ubican en San Isidro, varios rehenes lo identifican como uno de los ladrones. Garbus cree que finalmente logró demostrar que sí fue parte del robo… hasta que Araujo juega una última carta. Un simple papel.

Gastón Garbus: Araujo presenta a la investigación una ficha, ficha me refiero a una ficha de papel con los datos de él, que se supone que había sido confeccionada por la gente del hospedaje donde él había estado ese día, donde daba cuenta que efectivamente, durante el robo él había permanecido en San Juan hospedado.

Mariano Pagella: Cuando Araujo fue detenido por Gendarmería en el 2006, la policía hizo varios allanamientos en el Rodeo, y uno fue en esa posada. La policía se llevó como evidencia esas fichas de registro de los huéspedes. Cuando las comparan con la que presenta Araujo, ven que tienen el mismo diseño, idéntico, incluso el logo de la posada. Esa prueba de Araujo parece ser real… pero Garbus la inspecciona más de cerca y algo le llama la atención.

Gastón Garbus: La tarjeta, si bien era similar a las que se habían secuestrado en su momento, tenía otras características, parecía más nueva o parecía tener otra textura la forma de confeccionarla.  

Mariano Pagella: Es un detalle mínimo, muy sutil. Pero que para el fiscal es suficiente para enviar, nuevamente, un equipo de agentes a San Juan… a buscar la imprenta en la que la posada imprime sus fichas de registro.

Gastón Garbus: Y establecimos fehacientemente que esa tarjeta había sido impresa, existía, desde un año después del robo. Es decir, nunca pudo haber sido completada durante su supuesta estadía el 13 de enero de 2006 porque esa tarjeta había sido impresa con posterioridad, creo que a finales del 2007 o 2008.

Mariano Pagella: Después de varios idas y vueltas, el equipo de Garbus siente que hizo todo lo posible por desacreditar las pruebas que presentó Araujo. Ahora tienen que demostrarle a los jueces que el robo se realizó con armas reales, aptas para el disparo. Y para eso dependen del testimonio… de Alicia di Tullio, la ex esposa de Beto de la Torre. 

Gastón Garbus: Siempre amenazaba con desdecirse en el juicio, después decía que iba a decir la verdad. Entonces era, fue muy complejo, hasta último momento nunca supimos lo que iba a declarar Di Tulio en el debate. 

Mariano Pagella: La sala está llena de periodistas. Este es uno de los testimonios más esperados. En los años que siguieron al robo, se habló mucho de “la despechada”, la mujer que hizo caer a toda la banda. La periodista María Ripetta está expectante.

María Ripetta: Y Alicia, el día que fue a declarar sí, fue un día tenso. Ella fue muy tranquila, como una señora de su casa, con el pelo planchado, rubia…

Mariano Pagella: Di Tullio llega cerca del mediodía. Espera en una sala aparte hasta que llega su turno para declarar. Entra a la sala y un oficial la dirige hasta la mesa de los testigos, en el centro. Sobre la mesa hay un micrófono para que ella hable.

María Ripetta: Y se le pide que todo el tiempo mire al tribunal para evitar que tanto la Fiscalía o la defensa, haga alguna seña o de alguna manera le indique al testigo qué decir.

Mariano Pagella: Alicia di Tullio comienza con su declaración… y cuenta todo

Dice que durante un año su marido llegaba a la casa “embarrado, mojado, de noche”. Cuenta que la noche del robo llegó muy tarde a su casa, con un bolso lleno de dinero. El dinero estaba húmedo, así que ella lo ayudó a secarlo en el horno. 

María Ripetta: Imagínense que estaba Beto de la Torre ahí, viendo como esta mujer no cambiaba su declaración. Insistía con la culpabilidad de su expareja.

Mariano Pagella: Durante la declaración, De la Torre no la mira. Juega con una lapicera. Di Tullio sigue: dice que “por entusiasmo”, su marido le contó que “entraron por un túnel, que había alcantarillas y el trabajo de hormiga de tanto tiempo cavando.” Que en la banda “cada uno tenía su tarea, algunos más inteligentes y otros para hacer fuerza”.

Gastón Garbus: La testigo se cuidó, aunque los conocía perfectamente a todos, en no dar demasiada información de respecto a los compañeros de su expareja. Ella tenía como principal intención perjudicar a quien había sido su pareja.  

Mariano Pagella: Entonces, en medio del juicio, Di Tullio cuenta algo que sorprende a todos. Dice que, el día del robo, viendo las imágenes por televisión, incluso con las cámaras a la distancia, reconoce a su marido por la ropa, por el delantal… y por algo más. Dice…

Gastón Garbus: … que ella había visto a su marido con un bolsito que era un estuche de la patineta de su hijo. Que ese día y la noche anterior ella sabía que él había guardado ahí una escopeta.

Mariano Pagella: Le muestran las armas que secuestraron durante los allanamientos. Y Di Tullio señala la escopeta Browning 2000 que la policía secuestró junto con el botín de De la Torre. Esto indicaría que, durante el robo, había al menos un arma real que no era una réplica

La defensa dice que eso es una suposición y que aunque el arma hubiera estado en el banco, eso no demuestra que fuera “apta para el disparo”. Puede ser que estuviera rota o descargada. Pero Di Tullio dice que no es así…

Gastón Garbus: …que ella conocía que era apta para producir disparos y además estaba cargada porque la noche anterior él, haciéndose el gracioso, según lo que contó di Tullio, en la habitación de donde vivían juntos, efectuó un disparo contra el piso dentro de la vivienda.

Mariano Pagella: Ese disparo dejó un agujero en el piso de su habitación. Garbus no lo puede creer. Durante un año y medio antes del juicio dudaron sobre el testimonio de Di Tullio.

Gastón Garbus: En definitiva después nos sorprendió porque dijo cosas que nosotros desconocíamos… esto de la escopeta.

Mariano Pagella: Para la fiscalía es un testimonio importante… pero no es suficiente. No alcanza para cambiar la acusación, porque no hay pruebas concretas, nadie disparó la escopeta dentro del banco. Pero sí le sirve a la fiscalía para que su estrategia principal tenga más impacto, cuando llaman a declarar… a Walter Serrano, el custodio del banco.

Walter Serrano: Cuando las autoridades que están a cargo del juicio me preguntan si las armas eran reales y yo manifiesto que sí, que eran reales. Ahí adonde yo le digo que yo soy instructor de tiro. 

Mariano Pagella: Después de relatar todo lo que sucedió cuando lo sacaron del bunker, Serrano explica que, al ser instructor de tiro, tiene mucho conocimiento sobre armas. Y describe la escopeta con la que Beto le “guitarreó” la reja, como una Browning 2000 con el culatín roto. Entonces, uno de los jueces le pregunta…

Walter Serrano: “Si yo traigo varias escopetas, usted está dispuesto a señalarme cuál es la escopeta?” “No hay ningún problema”, le digo. “Yo se la señalo”.

Mariano Pagella: La sesión entra en una pequeña pausa. Serrano permanece sentado en la mesa de los testigos. Luego de unos quince minutos, dos policías vuelven con cinco escopetas, y las colocan sobre la mesa que tiene adelante Serrano.  

Walter Serrano: Y le agarro y le digo: “Es esta escopeta. Esta es una Browning 2000”. Y me dice “Por qué está tan seguro?” “Porque esta es la que le falta al culatín, aquella escopeta es una Batán. Esta Browning 2000 es una semiautomática. Es muy rápida…”

Mariano Pagella: Con los testimonios de Serrano y Di Tullio, la fiscalía cree que logró establecer que la escopeta funcionaba y que estuvo dentro del banco. Entonces, pasan a la parte final de su estrategia, basándose en el relato de Serrano al salir del búnker.

Gastón Garbus: En ese momento, cuando sale, lo primero que le piden y que tiene que entregar Serrano es su arma reglamentaria, que por supuesto, su arma reglamentaria estaba cargada y era apta para producir disparos porque no hay otra forma que el policía esté en servicio que no sea de esa manera.

Mariano Pagella: Entonces, la fiscalía continúa explicando que, durante todo el trayecto entre que Serrano sale del bunker y le devuelven el arma para irse del banco, uno de los ladrones tuvo esa arma en su poder.

Gastón Garbus: Lo cierto es que al menos durante unos minutos tuvieron los asaltantes a su disposición y con posibilidades de uso inmediato de un arma de fuego cargada. Cualquier víctima que se hubiese resistido se hubiese enfrentado, esta vez sí, sin duda, a un arma cargada. Eso transforma el hecho en un robo calificado por uso de arma.

Mariano Pagella: Ahora sí, después del testimonio de Serrano, la fiscalía pide que se cambie la carátula del juicio y pase a ser “robo calificado, agravado por el uso de arma apta para el disparo”… y los jueces lo aceptan. La estrategia de la fiscalía funcionó: ahora pueden pedir la pena máxima para los acusados.

Todo el debate judicial dura casi tres meses. La fecha de la  audiencia final es el 5 de mayo de 2010.

La sala nuevamente está llena de periodistas. Es el momento de los alegatos finales. La fiscalía hace su presentación durante varias horas y pide la pena máxima. María, por supuesto, está ahí.

María Ripetta: Los fiscales habían pedido 20 años, tiraron con todo el Código Penal en la cabeza: Robo en poblado y en banda, privación de la libertad, uso de arma, ellos insistieron con el apto para el disparo, a dos le pusieron el encubrimiento…

Mariano Pagella: Para ese momento, De la Torre y Zalloechevarría están nuevamente con prisión preventiva, porque son ladrones con mucho prontuario. García Bolster y Araujo están con prisión domiciliaria. La fiscalía termina su exposición tarde, como a las 10 de la noche. Entonces, la defensa pide que se suspenda la sesión y se retome al día siguiente. Esto es algo bastante normal, pero para Garbus representa un problema.

Gastón Garbus: ¿Qué hacíamos con los que estaban en libertad? Porque ya la Fiscalía había hecho su pedido de adelantamiento de veredicto con la imposición de penas a cumplir. Y si nosotros interrumpíamos el juicio y los dejábamos que se vayan era bastante probable que al día siguiente no vuelvan.

Mariano Pagella: Garbus cree que los ladrones saben que las cosas no salieron a su favor. Entonces le dice a los jueces que no se les puede permitir irse cuando ya se enteraron de que puede esperarles hasta 20 años de prisión. 

Gastón Garbus: Así que la decisión fue que el juicio continúe hasta que terminen todas los alegatos. Lo que ocurrió aproximadamente a las ocho de la mañana del día siguiente.

Mariano Pagella: La audiencia final duró veintitrés horas. Y María Ripetta se quedó durante cada minuto.

María Ripetta: Fueron más de 20 horas de alegato. A las cuatro de la mañana seguían alegando. Fue un delirio, un delirio esa cobertura. 

Mariano Pagella: A las ocho de la mañana del día siguiente, al final de esa jornada maratónica, los jueces tienen listo su veredicto.

De la Torre y Zalloechevarría están vestidos con saco y corbata. García Bolster y Araujo pidieron no estar presentes. Esperan en una sede policial con custodia. Los tres jueces tienen un veredicto unánime: Culpables. Las sentencias son de 9 años de prisión para García Bolster, 10 años para Zalloechevarría, 14 años para Araujo y 15 años, la más alta de todas, para Beto De la Torre. Según Beto, esa pena fue excesiva.

Beto de la Torre: La expectativa era poder lograr una pena más accesible, más baja. Pero bueno, no salió como lo había pensado. 

Mariano Pagella: Beto dice que durante el juicio no se sintió bien defendido por su abogado y que muchas de las pruebas que presentó la fiscalía son “falsas”, incluyendo el testimonio de su ex esposa sobre la escopeta.

Beto de la Torre: Tampoco le dieron mucho lugar a la defensa, o sea, se le dio mucho más lugar a la Fiscalía y a sus argumentos, y vi que en ningún momento se iba a hacer justicia, la finalidad era condenar.

Mariano Pagella: Para el fiscal Garbus, todo el proceso del juicio por el robo al Banco Río significó uno de sus momentos profesionales más importantes. Y principalmente… gracias a Fernando Araujo.

Gastón Garbus: Este juicio tuvo un condimento que lo hizo, desde mi punto de vista profesional y personal, más llevadero y más divertido. Que tiene que ver con todo lo que era la coartada de Fernando Araujo. Es decir, si yo hubiese sacado de todo el proceso del debate todo lo que tuvo que ver con desarticular esta coartada de Araujo, hubiese sido otro juicio, por supuesto.

Mariano Pagella: Pero Garbus no va a poder festejar por mucho.

Porque los abogados de la defensa apelan la sentencia, reclamando que no quedó realmente establecido que el robo se realizó con armas reales.

El juez ante el que presentan el pedido decide que las pruebas de la fiscalía no fueron suficientes… y acepta el pedido de la defensa.

Gastón Garbus: Creo, desde mi punto de vista, que fue un error, porque en este caso era el caso más concreto de que este hecho había sido cometido con arma de fuego apta.

Mariano Pagella: La calificación que tanto le había costado conseguir al fiscal Garbus cambió por “robo con armas cuya aptitud para el disparo no pudiera tenerse por acreditada”. 

Gastón Garbus: Pero bueno, son cuestiones anecdóticas que quedaron en las páginas de este expediente, ¿no?

Mariano Pagella: Con el cambio de calificación, las penas se reducen entre dos y cuatro años. Sin embargo, esto no marca el fin del caso para Garbus. Porque todavía hay uno de los ladrones que sigue en libertad: Mario Vitette, el hombre del traje gris. 

Gastón Garbus: A nuestro criterio debió haber llegado a juicio junto con sus consortes, por muchas razones. Pero bueno, es lo que nos tocó hoy, son los distintos detalles que tuvo este proceso largo, raro y novedoso, no? 

Mariano Pagella: La fiscalía demuestra que los documentos que supuestamente ubican a Vitette en Uruguay el día del robo son… cuestionables. Así que el juez autoriza que sea llevado a juicio. Y para no repetir todo el proceso de nuevo, la fiscalía le ofrece a Vitette un “juicio abreviado”: él se declara culpable y se negocia la condena. Y él… acepta. 

Gastón Garbus: Por supuesto que 25 era el máximo de todo, que por 25 él no iba a abreviar. Entonces nosotros acordamos 14 años y medio de prisión por el robo al banco y la unificación en 21 años y medio con todo el resto de las penas.

Mariano Pagella: Para la fiscalía parece un éxito. Pero resulta que Vittete tiene una estrategia detrás de todo esto: 

Algo llamado “ley de extrañamiento”.

Gastón Garbus: Esa ley de extrañamiento en síntesis, lo que decía era que aquellos extranjeros que habían cumplido la mitad de la pena en la Argentina y que a su vez no haya un interés judicial vigente, podían ser expulsados del país y no cumplir la otra parte de la pena que debían.

Mariano Pagella: Para ese momento, sumando otras detenciones que tuvo antes del robo al Banco Río, Vittete ya acumula poco más de 10 años de prisión. Le faltan pocos meses para llegar a la mitad de los 21 años que le habían dado. 

Y así es como el primero de septiembre de 2013, siete años y medio después del robo, Vitette llega a Uruguay… como un hombre libre.

A medida que pasa el tiempo, los otros miembros de la banda comienzan a cumplir sus condenas y van saliendo de prisión. El último es Beto de la Torre, a mediados del 2014. Salvo García Bolster, el resto de los ladrones empieza a contar sobre su versión del robo. Dan entrevistas en diarios, radios y televisión. Se hacen libros y hasta una película. Y así nace la leyenda del robo del siglo.

Un robo que es muy particular porque cuanta más información se sabe de él, surgen más incógnitas.

Pasó con este mismo podcast. Durante el proceso de investigación y producción descubrimos cosas que no sabíamos que existían y que llevaron a la creación de episodios enteros. El chequeo de un solo dato nos llevó a cambiar escenas completas. Y desmontamos algunos mitos, que se creía que eran reales pero resultaron ser falsos.

Y si bien logramos contestar muchas preguntas, contar historias nuevas y escuchar testimonios que jamás habían salido a la luz, como toda buena historia, también nos quedan algunas incógnitas abiertas. Como por ejemplo… las identidades de los miembros de la banda que nunca fueron atrapados…

Rodolfo Palacios: …porque eran siete miembros y cayeron cinco. Siete integrantes de la banda y cayeron cinco.

Mariano Pagella: Si, escucharon bien. Rodolfo Palacios publicó un libro en 2014 donde Araujo le cuenta todo el plan. Y confirma una sospecha de los policías: en los videos de las cámaras de seguridad se ve a cinco personas entrar al banco. Pero de los cinco detenidos, Zalloechevarría estuvo en la camioneta y García Bolster entró por el túnel. Faltan dos más que entraron al banco por la puerta.

Rodolfo Palacios: Bueno, uno es el llamado ladrón fantasma. Nunca cayó y fue fundamental en este hecho, porque reclutó a Vitette, reclutó a Beto de la Torre, era el que tenía junto con Beto tenía más experiencia en robos violentos. 

Mariano Pagella: Es el “amigo” que Beto menciona como la persona que lo conectó con Araujo. Nunca se hizo pública su identidad, pero según el fiscal Garbus, ellos lo tuvieron en la mira.

Gastón Garbus: Hubo una hipótesis que presentó la Fiscalía, que hablaba de una persona que como prima su principio de inocencia no voy a nombrar, pero es una persona que es abogada, que habría tenido participación en los hechos y que durante el desarrollo del debate oral se estableció que posiblemente haya sido en su domicilio en el que se reunieron con posterioridad al hecho y hicieron la división de los bienes que se habían robado.

Mariano Pagella: Según Garbus, además de haber participado en el robo, esta sería la persona que aportó el conocimiento legal a la banda. Y que, por ejemplo, les permitió saber que, si el robo lo cometían con armas falsas… su condena iba a ser menor. Pero no lograron reunir la evidencia suficiente en su contra, así que nunca fue detenido.

Al séptimo integrante de la banda, la policía nunca pudo identificarlo. Pero Rodolfo logró reunir algo de información.

Rodolfo Palacios: Hubo un séptimo integrante de la banda que no se sabía si existía, que es prácticamente el único que no se disfrazó. Entró como si nada con lentes negros y lo había hecho entrar Vitette porque es uruguayo. Y hubo una pelea con él y con García Bolster porque no les anda el motor. Y casi se van a las manos en plena fuga. Y en medio de un forcejeo se les cae una bolsa al agua (se ríe) que nunca recuperaron. No sé cuánta plata sería, sería un millon de lo que sea. El séptimo nunca fue detenido, nunca fue sospechado. Y hay varias versiones y una indica que está detenido por cometer otro delito.

Mariano Pagella: La historia del robo al Banco Río es una historia que no está completamente cerrada. Y de la misma forma que con esta serie descubrimos muchísimas cosas nuevas, es posible que en el futuro surjan otras que cambien totalmente la visión que tenemos sobre este hecho. 

Como vimos a lo largo de la serie, es un robo que toca el corazón de la sociedad argentina por muchos lugares. Están quienes festejan la “avivada” de los ladrones al burlarse de la policía. Quienes los consideran héroes diciendo que “peor que robar un banco es fundarlo”. Y quienes están en la vereda opuesta y recuerdan que fue un delito… con víctimas que vieron sus vidas cambiadas para siempre.

Todos estos puntos de vista contradictorios, que los mismos ladrones hayan contado su historia y que todavía haya enigmas sin resolver hacen que este robo sea algo más que un delito. Se transformó en parte de la historia de un país y una sociedad. Y en el reflejo de un período histórico muy particular. Y eso es lo que tiene que tener un robo… para recibir el título de robo del siglo.

Queremos darle las gracias a todas las personas que confiaron en nosotros para hablar en este podcast.

El policía que conocimos con el seudónimo de Carlos Gonzalez, se retiró a fines del 2006. Todavía sigue en contacto con los integrantes de la brigada de investigaciones.

Carlos González: Nos llamamos cada 13 de enero. Feliz cumpleaños porque nos conocimos. 

Mariano Pagella: Ariel Apolo actualmente es juez en el Poder Judicial de la Nación. Durante sus años como fiscal, este fue uno de los robos más complejos que tuvo a su cargo. 

Ariel Apolo: “No hay crimen perfecto, lo que falla es la investigación”, bueno, en nuestro caso fuimos muy minuciosos y probamos el hecho, verdaderamente lo probamos.

Mariano Pagella: Miguel Sileo, el negociador del Grupo Halcón se retiró en 2019. Cuando se estrenó la película del robo fue a verla al cine de Necochea, la ciudad donde vive. Al terminar la función, alguien del público lo reconoció. Todos lo ovacionaron.

Miguel Sileo: Que en Argentina, que trescientas personas desconocidas aplauden y feliciten a un policía era algo que realmente si me lo contaban no lo iba a creer. Sigo pensando si realmente pasó, es como una fantasía.

Mariano Pagella: Hugo Matzkin, el jefe del equipo a cargo del análisis de las llamadas telefónicas, llegó a ser jefe de toda la policía de la provincia de Buenos Aires. Se retiró a fines del 2015 y para él, la creación del sistema VAIC de análisis de telecomunicaciones fue su mayor logro.

Hugo Matzkin: Para mí es el orgullo más grande que tuve en mi carrera, no obstante haber sido tantos años jefe de policía. Ese es mi orgullo en la policía.

Mariano Pagella: Gastón Garbus todavía trabaja en la fiscalía de Martinez/Acassuso. El juicio por el robo al Banco Río sigue siendo uno de sus momentos profesionales más recordados. 

Gastón Garbus: Que pasen 600 personas a declarar, que un juicio lleve más de cuatro meses, que una audiencia tenga casi 23 horas de duración. Esas cosas no ocurren y quedan dentro de lo que es la experiencia profesional de todos los que participamos ahí.

Mariano Pagella: María Ripetta hace varios años que es periodista en televisión, trabajo por el cual recibió varios premios. Para ella, es el resultado de un camino que se inició con este caso.

María Ripetta: Yo siento que además el caso del robo del siglo fue lo que definió que yo no me quisiera mover nunca más de los policiales. Nunca más.

Mariano Pagella: Rodolfo Palacios logró cumplir su sueño de entrevistar a toda la banda. En 2014 publicó el libro “Sin armas ni rencores”, contando la historia de los ladrones. Representa uno de sus grandes momentos profesionales y personales.

Rodolfo Palacios: Yo además cuando escribí el libro venía de una situación personal medio complicada, de separación. Después terminé viviendo en una pensión. Y en todo ese proceso para mí ese libro a mí me terminó de sacar un poco de mi realidad.

Mariano Pagella: De las 145 cajas de seguridad robadas, 8 estaban vacías. Los dueños de las otras 137 realizaron acciones judiciales contra el banco por el robo. El banco y su aseguradora pagaron cerca de 15 millones de dólares a los damnificados. Muy pocos recuperaron los objetos personales que tenían en las cajas.

Todos los condenados por el robo al Banco Río están en libertad.

Sebastián García Bolster sigue trabajando en su taller de moto de agua. Al día de hoy insiste en que es inocente.

Julián Zalloechevarría se recibió de abogado y se dedica a defender a otros delincuentes.

Mario Vitette vive en San José, su pueblo natal en Uruguay. Tiene una joyería y dice ser un ejemplo de que la reinserción social es posible. Tiene prohibido volver a Argentina hasta el año 2034.

Fernando Araujo vivió muchos años en Europa. Volvió a Argentina en 2019 para producir la película basada en el robo.

Y para Beto de la Torre, el robo significó una aventura, llegar a lo más alto de su carrera… a pesar de la traición de su ex esposa y de haber estado casi nueve años en prisión.

Beto de la Torre: Arrepentir, realmente, no me arrepiento de nada que hice en la vida, porque todo me dejó una enseñanza y me dejó un camino, en este caso diferente a seguir, no? Yo digo que con el tema del corralito y eso hubo mucha gente que estuvo afectada por los movimientos bancarios. Entonces yo pensé “A que argentino no le sacamos una sonrisa con el robo del banco.”, no?

Mariano Pagella: Por supuesto, le preguntamos si sabe qué pasó con el resto del botín…

Beto de la Torre: Y bueno, algunas cosas fueron para otro lado. Y bueno, estamos esperando a Papá Noel, viste, a ver si se digna a traer por lo menos un vuelto, viste? Jejeje.

Mariano Pagella: El Verdadero Robo del Siglo es una producción original de Adonde Media con el apoyo de Duolingo.

Este episodio fue producido y escrito por mi, Mariano Pagella.

Alejandro Marinelli y Tali Goldman realizaron la investigación periodística.

La edición del guión estuvo a cargo de David Alandete.

La mezcla de sonido fue realizada por mi y Martine Chaussard.

Nicolás Pagella compuso la música original.

La masterización y el diseño de sonido lo hizo Antonio Romero.

Las voces de los testimonios de este episodio son de Miranda Carrete, Marcelo Manzi, Florencia Flores Iborra y Román Frontini.

Luis Ziembrowski es la voz de Carlos González.

La ilustración del episodio es de Tony Ganem.

La estrategia de marketing del podcast estuvo a cargo de Gonzalo Castro y Melissa Chaile.

Luis Gil apoyó en la planificación y la publicación.

Martina Castro fue la productora ejecutiva.

Podes encontrar todos los episodios de la serie en robodelsiglopodcast.com o en tu aplicación de podcast favorita.

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Gracias por escuchar.

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