Por primera vez, vemos el robo desde el punto de vista de los ladrones. Fernando Araujo une a una banda a la medida del golpe que prepara. Comienzan con un túnel, y acaban fugándose con un botín millonario. En medio, la verdadera historia del robo del siglo.
Episodio 5: Manual para un robo perfecto
Beto de la Torre: Era como una aventura, todos los días, cavar y avanzar un metro, nos encontramos con algunas napas de agua, que también era uno de los temores, de que se desmorone el túnel.
Mariano Pagella: Este es Beto de la Torre. Estamos en agosto de 2005 y Beto tiene 52 años. Hace más de seis meses que empezaron la obra del túnel. Tienen un generador eléctrico que les da luz y electricidad. Instalaron un sistema de filtro de aire con tubos de plástico, para no ahogarse. Avanzan lento pero seguro, abriéndose paso a través de la tierra con un martillo mecánico: ya cavaron unos 8 metros de los 15 que los separa del Banco Río.
Beto de la Torre: No se pensaba en el robo, en el delito en sí, aunque lo estábamos cometiendo, había como una especie de inconsciencia.
Mariano Pagella: Cada uno está compenetrado con su tarea: Araujo y Vitette son los que más trabajan en el túnel. García Bolster está fabricando en su taller la máquina para abrir las cajas de seguridad. Beto se encarga del transporte de materiales y equipos. Y cada tanto, también baja a trabajar en el túnel. Uno de esos días, nota que la tierra del túnel está muy mojada…
Beto de la Torre: Yo fui el primero que encontré esa napa de agua, viniendo de abajo para arriba. Cuando vi esa filtración de agua, bueno digo: “loco, esto se va a venir abajo”.
Mariano Pagella: La banda está cavando el túnel sin saber qué es lo que pueden encontrar en el camino. Y una napa de agua es uno de sus mayores miedos.
Beto de la Torre: Compramos maderas de machimbre y hicimos, en esa parte donde estaba esa filtración, lo enconframos todo, lo fuimos haciendo con soportes de maderas y avanzamos.
Mariano Pagella: Refuerzan las paredes del túnel con maderas, y la filtración de agua se contiene. Van asegurando poco a poco cada parte del túnel para que no haya peligro de derrumbe. Así, Beto y sus compañeros siguen avanzando con la obra, día a día, semana tras semana.
Beto de la Torre: Si, nos cuidábamos mucho porque la zona es bastante custodiada, tratábamos de entrar la menos cantidad de veces posible, porque podía pasar que alguno nos viera y bueno, diera parte, aviso a la policía.
Mariano Pagella: Constantemente se cuidan de no llamar la atención. Entran y salen por el lado del río, donde está la desembocadura del desagüe. Desde ahí tienen una caminata de media hora hasta llegar a la altura del banco. La rutina es constante: bajar al desagüe, llegar hasta el túnel y cavar.
Beto de la Torre: Y seguimos avanzando, pero fue todo un proceso. Fueron siete u ocho meses, fueron más de no sé, por decir 80 a 100 veces entramos ahí al lugar.
Mariano Pagella: Para octubre de 2005, ya cavaron 14 metros. Uno de esos días en el túnel, entre un olor insoportable, cubierto de tierra, Araujo trabaja con el martillo mecánico y de pronto escucha que hace un ruido distinto al habitual.
Enseguida se detiene. Acerca una de las luces que fueron colgando a lo largo del túnel… y se da cuenta de que el cambio en el sonido del martillo es porque ya no está cavando tierra. Ahora hay un polvo blanco. Es la pared del banco.
Beto de la Torre: Cuando llegamos ya a ese punto, ahí ya trabajábamos con un poco de desconfianza, o sea uno se quedaba arriba y veíamos qué movimiento había.
Mariano Pagella: A partir de ahora solo trabajan por las noches, porque durante el día alguien puede llegar a escucharlos. Están a un metro y medio de la superficie nada más. Beto vigila desde enfrente al banco, y se comunica por radio con los que están abajo en el túnel. Si hay movimiento, él les dice que frenen.
Beto de la Torre: Si estaba ese tipo de alarma antisísmica iba a sonar en el momento de que rompieramos y capaz que llamaba la atención de algo por que estaban sonando las alarmas, por allí detectaban dónde estaba el túnel, así que todo el año y pico de trabajo había sido en vano.
Mariano Pagella: Para evitar que salten las alarmas sísmicas del banco tienen que avanzar muy despacio. Con una amoladora hacen marcas en el concreto, para debilitarlo. Después, con una barreta, desprenden el concreto muy lentamente. Todo el túnel se llena de un polvo blanco y espeso. Tienen que usar tapabocas con filtros de aire porque se pueden asfixiar. Es la parte más difícil de toda la obra.
Beto de la Torre: Rompimos la parte del concreto, llegamos a donde estaba ya el ladrillo. Y del ladrillo ya estábamos a un paso del otro lado.
Mariano Pagella: Y ahí llegan finalmente a cuatro centímetros de pared.
Al poner la oreja en el ladrillo, pueden escuchar las voces y el ruido del banco al otro lado. Todo ya está listo para el golpe. Beto no lo puede creer.
Beto de la Torre: El proyecto fue, como en todo momento, como una especie de aventura. Y mi idea era como que… que era a veces como un sueño, como algo imposible.
Mariano Pagella: Faltan menos de tres meses para que la banda concrete su plan de casi un año y medio. Para todos es importante, pero para Beto es más, es algo distinto.
Beto de la Torre: Concretar eso, no se, iba a ser como coronar una carrera de bardos de toda la vida y te digo más, era, sabía que iba a ser algo importante.
Mariano Pagella: Mi nombre es Mariano Pagella. Y esto es “El verdadero robo del siglo”. Una producción original de Adonde Media.
Episodio 5: Manual para un robo perfecto.
Beto de la Torre: Llega un momento que llegamos a una estación de servicio y le digo: “Mirá, si no es algo directo, más que está la plata, no me llames más, porque yo te digo la verdad, no puedo andar yendo y viniendo. Cuando haya algo importante, más piola, me llamas.”
Mariano Pagella: Estamos a finales del año 2004 y, a través de un ex compañero ladrón, Beto conoce a Fernando Araujo. Araujo le propuso hacer algunos “trabajitos” con él, pero no salen bien… Entonces, Araujo le comenta que tiene en vista algo más grande. Robar un banco, en la zona de Acassuso.
Beto de la Torre: Como salieron unas cuantas cosas mal y él me sale con el tema del banco, yo me fui, dije: “Bueno, vos llámame cuando tengas algo más concreto, venimos y lo vemos.” Me fui pensando en eso nomás y descarté la idea del banco.
Mariano Pagella: Por esa época, finales del 2004, Beto tiene 51 años. Es un ladrón de carrera. Y si bien esa carrera lo llevó a pasar 22 años en prisión, también le dio cierta estabilidad económica. Ya no necesita robar para vivir, así que no va a participar en cualquier cosa.
Beto de la Torre: Si aparecía algo importante, capaz que me unía. ¿Pero qué pasa? Después yo tenía una casa, que ya la tenía de antes. Después puse locutorio y ahí mismo puse tres cabinas, en el mismo local. Así que mas o menos me estaba manejando dentro del rubro ese de telefonía y todo eso.
Mariano Pagella: Beto supone que ya no va a volver a saber de Araujo. Pero unas semanas después, el mismo amigo que los presentó lo llama de nuevo y le dice que estuvo hablando con Araujo. Y aparentemente el “tema” del banco… va en serio. Beto siente que es una pérdida de tiempo. Pero su amigo le insiste, así que acepta al menos reunirse y escucharlo.
Beto de la Torre: Fuimos al departamento de él, un departamento chico, era un atelier. Y bueno, ahí él creo que pintaba y hacía algunas otras cosas, un poco bastante desordenado.
Mariano Pagella: El atelier de Araujo es un departamento pequeño arriba de una galería. Está en el barrio de Olivos, a unos 20 minutos del Banco Río. Tiene una mesa con algunas sillas y pinturas y lienzos por todos lados.
Beto de la Torre: Pero bueno, nos sentamos ahí, tenía como una especie de pizarrón y empezó a decirnos que el proyecto que tenía del robo del banco.
Mariano Pagella: Araujo le cuenta a Beto que su idea es robar la sucursal del Banco Río de Acassuso. Cuenta que conoce muy bien la zona, porque la casa de sus padres, donde vivió toda su vida, queda a cuatro cuadras del banco. Y explica su plan.
Beto de la Torre: La idea era un robo, o sea entrar de escruche, digamos, entrar, desconectar las alarmas, un fin de semana largo y vaciar todas las cajas. Esa fue la idea en principio.
Mariano Pagella: Es un robo por boquete bastante tradicional. La parte clave de un plan así es encontrar la forma de entrar al banco a escondidas. Y Araujo dice que sabe exactamente cómo hacerlo: cavando un túnel desde un desagüe.
Beto de la Torre: Decía que el desagüe pasaba por abajo del banco, que él tenía conocimiento porque cuando era chico vio que estaban, toda esa parte la estaban construyendo.
Mariano Pagella: Araujo le explica a Beto que él ya entró al desagüe. Que normalmente tiene unos 20 centímetros de agua y que las paredes están recubiertas con placas de metal. Su plan es cortar una de esas placas y después usarla para tapar el agujero cuando no están trabajando.
Beto no está convencido. Araujo no tiene todo el plan armado, no sabe ni cómo desactivar las alarmas y los sensores del banco.
Beto de la Torre: Le dije: “Mirá, todo muy lindo, lo que pasa que esto va a llevar una inversión. Y acá hay que comprar cosas, hay que comprar herramientas, todo, si vos querés entrar por la alcantarilla al banco va a llevar inversión, va a llevar movimiento, va a llevar tiempo.”
Mariano Pagella: Araujo le asegura que él tiene algo de dinero para comenzar. Y que también está dispuesto a vender su camioneta. Beto le dice que bueno… que cuando junte el dinero le avise. Como para sacárselo de encima. Y se va.
Beto piensa que todo ese plan es una fantasía de alguien que ni siquiera es un ladrón de verdad. Pero unos días después, recibe otro llamado de Araujo.
Beto de la Torre: Al par de días vendió la camioneta y me llamó. Cuando fui me dice: “Mirá, tengo la plata, vamos a comprar una escalera, vamos a comprar esto y arrancamos”. O sea, en realidad lo subestimé.
Mariano Pagella: Araujo le dice que ya tiene todo listo para empezar. Que lo tiene muy estudiado y que calcula que el botín puede ser millonario.
Beto se da cuenta de que Araujo va en serio. Hay mucha plata de por medio. Y no solo eso: es un golpe importante. Puede ser el más grande de su carrera.
Beto de la Torre: La historia es como la historia de los boxeadores, viste los veteranos que van por la corona y no por la bolsa, ¿viste?. En este caso también era como coronar, viste, era llegar a la punta de la montaña, la cima de la montaña.
Mariano Pagella: El plan va a llevar tiempo y mucho trabajo. Pero Beto siente que es la oportunidad de terminar su carrera a lo grande.
Beto de la Torre: Entonces ahí creí y dije “Ah, bueno, esto va en serio.” Y ahí se afirmó la idea del robo al banco.
Rodolfo Palacios: El ideólogo, al que se le ocurrió esto, es alguien que nunca robó un banco. Yo no sé si en el mundo alguien que nunca robó un banco cometió un robo de estas características.
Mariano Pagella: El periodista Rodolfo Palacios conoce muy bien a Fernando Araujo. Es una de las poquísimas personas que logró entrevistarlo, muchos años después del robo.
Rodolfo Palacios: Ya que el líder de una banda robe un banco que queda a cuatro cuadras de su casa es inverosímil, es algo que no puede, no puede ser.
Mariano Pagella: Según Rodolfo, Araujo había cometido algunos robos muy menores, pensando solo en la “experiencia”, casi como un juego. Pero en el año 2004 se encuentra en una situación especial.
Rodolfo Palacios: Él estaba en un momento en que necesitaba que su vida diera un cambio. Él pintaba cuadros, se había quedado sin un peso y pensaba cómo poder hacer algo que tuviera un componente artístico y también ilegal.
Mariano Pagella: Ahí a Araujo se le ocurre su primera idea: Hacer un túnel desde el desagüe para entrar al banco. Y para esto, contacta al primer integrante de la banda.
Rodolfo Palacios: Sumó a un amigo de la secundaria llamado “el marciano”, que después resulta ser García Bolster, que también era un poco vecino de ahí. Y que era como una especie, él lo llamaba “es MacGuiver, alguien que puede resolver todo”.
Mariano Pagella: García Bolster es técnico mecánico, entonces Araujo piensa que con él solo alcanza para hacer el túnel.
Así que empieza a estudiar el banco durante varios días. Uno de esos días entra por el estacionamiento, y desde ahí ve que en el subsuelo hay una habitación donde se cambia el personal de limpieza. Y esa habitación da justo a la calle Perú. Estas “tareas de reconocimiento” llevan a Araujo a darse cuenta de que va a necesitar un equipo de gente más grande.
Rodolfo Palacios: Fue pensando una banda que mezcló inteligencia con fuerza, con músculo, porque si hay algo que tiene esta banda, a diferencia de otras, es que había gente pensante y gente más de acción y de fuerza.
Mariano Pagella: Necesita ladrones con experiencia. Así que a fines del 2004 ingresa el tercer miembro: Beto de la Torre. Ya convencido, se mete de lleno.
Beto de la Torre: Cargamos todo… un montón de cosas que fuimos comprando, unas agujereadoras, algunas herramientas tenía yo. Y bueno, y ahí ya decidimos hacer las primeras bajadas.
Mariano Pagella: El desagüe está a muchos metros de profundidad y pasa por el medio de la calle. Necesitan hacer los cálculos exactos para cavar el túnel, o pueden terminar en cualquier lado. Para eso necesitan conocer dos datos: la profundidad del desagüe y la distancia que lo separa del banco.
La profundidad la miden con un método sencillo. Buscan una tapa de alcantarilla cercana y sueltan un hilo con un alambre. Después se meten al desagüe y buscan el hilo. Lo cortan de arriba y lo miden: 18 metros. Esa es la profundidad.
Lo segundo que necesitan calcular es la distancia que hay desde el desagüe hasta el banco. Pero no pueden usar un metro en el medio de la vereda, sería demasiado obvio. Así que Araujo toma su bicicleta al lado y empieza a caminar, muy disimuladamente, desde el centro de la calle Perú hacia el banco. Y, despacito cuenta cuántas vueltas da la válvula de la rueda: 37 vueltas y media. Es decir, 56 metros.
Solo falta medir la inclinación que tiene que tener el túnel, para salir en el punto exacto. Araujo dibuja un triángulo: Si 18 metros es la parte vertical y 56 metros la horizontal, la inclinación es de 69 grados para llegar al lugar indicado.
Ya pueden comenzar con la obra del túnel.
Beto de la Torre: Entramos al desagüe y fuimos caminando por abajo hasta llegar más o menos a la altura del banco que, bueno, ese desagüe fluvial nace en Panamericana y termina en el río. Después bajamos con las herramientas y, bueno, ahí empezó todo.
Mariano Pagella: Así, a diario, los ladrones entran discretamente por el desagüe que da al río, en Perú Beach.
Desde ahí van avanzando hacia el banco. Araujo y García Bolster se encargan del primer obstáculo: cortar una de las placas de metal que recubren las paredes del desagüe. Para eso llevan un generador eléctrico y con una amoladora, recortan un recuadro de dos x dos metros. Al sacar la placa de metal, ven que detrás hay tierra. Parece que va a ser fácil… pero no.
Beto de la Torre: Cuando llevábamos ya bastante avanzado la parte del plan para empezar a hacer el túnel, nos quedábamos casi sin plata y sin herramientas.
Mariano Pagella: La tierra, a 18 metros debajo de la superficie, es súper compacta. Trabajan con picos y martillos, pero después de todo un día apenas logran cavar un pequeño huequito, de unos pocos centímetros. A este paso no van a llegar a ningún lado.
Beto de la Torre: Se rompían las amoladoras, faltaban discos, habíamos comprado un taladro mucho más grande para empezar a cavar.
Mariano Pagella: Araujo compra un martillo mecánico y baja al desagüe para probarlo…
En un solo día, logra cavar una recámara de dos metros cuadrados. Ahí dentro deja los equipos y lo tapa con la chapa de metal que cortaron, atornillándola con unos pernos. Si alguien pasa por ahí, no va a ver nada.
Pero ese gasto los deja sin dinero. Entonces no pueden dedicarle todo su tiempo a cavar, tienen trabajar de otras cosas y ganar plata. Para poder seguir adelante van a necesitar más fondos y más gente. Y entonces…
Beto de la Torre: Aparece este amigo mío, que es el que me junta con Araujo y me dice: “Mira, lo encontré a Marito”. Vitette, ¿no? “Encontré a Marito y qué te parece, ¿lo conoces?” Si, lo conocía, yo lo conocía de la cárcel. “¿Y qué te parece? Porque anda bastante bien, parece que metió un laburo, lo vi bien económicamente, que se yo. ¿Qué te parece si lo integramos?” Y bueno, tal es así que sí, lo llamó, lo integró al equipo…
Mariano Pagella: Ya es mayo de 2005. Entre las tareas de reconocimiento, los cálculos y los intentos para avanzar con el túnel ya pasaron seis meses. Y se suma el cuarto integrante de la banda: Mario Vitette. Al igual que Beto, Vitette también es un ladrón con una amplia carrera, pero de otro tipo: escruchante. Roba departamentos y oficinas cuando están vacíos. Se convierte en el financista principal del robo, aporta los fondos necesarios para seguir adelante.
Pero todavía no está resuelto el problema de los mecanismos de seguridad del banco durante el fin de semana. Araujo pasó los últimos meses investigando, intentando encontrar una forma de superar ese obstáculo.
Beto de la Torre: Y bueno, y ahí se decidió el plan B.
Mariano Pagella: Araujo reúne a Beto, Vitette y García Bolster en su atelier. Dice que, como todos saben, el plan que tienen de entrar al banco cuando está cerrado tiene un problema: las alarmas. Cuando el banco está abierto, estos sistemas están desactivados. Pero los robos a bancos abiertos son exprés, porque la policía llega enseguida. Y ellos necesitan tiempo para abrir las cajas de seguridad. Así nace el plan B.
Beto de la Torre: El plan B era entrar por la puerta, simular una toma de rehenes y bueno, y ganar el tiempo suficiente como para… para romper las cajas y entretener a la policía hasta que nosotros nos pudiéramos ir.
Mariano Pagella: La nueva idea de Araujo es un cambio radical. El túnel no va a ser la entrada… sino la salida. Van a entrar por la puerta con el banco abierto y simular un robo exprés que sale mal. Cuando llegue la policía, tienen que ganar tiempo para poder abrir las cajas de seguridad. Y para reunir ese tiempo, Araujo les muestra algo que consiguió un año atrás: el manual del comité de crisis de la policía.
Beto de la Torre: El libro digamos que tenía los protocolos del Grupo Halcón, de cómo tenían que trabajar y de acuerdo a la toma de rehenes en diferentes casos, entonces nosotros fuimos leyendo todo eso, así que estábamos un paso adelante, es como saber lo que van a hacer de acuerdo a la situación.
Mariano Pagella: Con esa información pueden saber qué decir y qué hacer para mantener a la policía afuera del banco… mientras abren las cajas de seguridad. Y después, ya con el botín, se van por el túnel.
Beto de la Torre: Me encantó porque imagínate que si sale bien, bien y si sale mal, igual te vas.
Mariano Pagella: Ahora necesitan nuevos roles. Alguien tiene que ser el encargado de hablar con la policía y distraerlos. Vitette se ofrece para esa parte. Es rápido para hablar y está confiado de poder hacerlo. Comienza a prepararse leyendo varias veces el manual de protocolos. Y también decide tomar clases de actuación. Por otro lado, ahora hay que simular un robo exprés. Beto hizo decenas, sabe perfectamente cómo entrar a un lugar, intimidar a la gente y tomar el control. Así que todos deciden que él va a ser el primero en entrar y tomar el banco.
Beto de la Torre: Entonces entré yo dos o tres veces al banco a cambiar monedas, cosas así, y vi el movimiento y ellos decían “Mira, el único policía que está, está dentro de un búnker. Tenemos que hacerlo salir de ahí.”
Mariano Pagella: Beto sabe exactamente qué cosas mirar. El público va a estar en la planta baja y el primer piso. Van a tener que controlar los dos lugares al mismo tiempo. Hay dos guardias de seguridad de una empresa privada. No tienen armas, así que no van a ser un problema. Y al custodio policial del búnker, que sí está armado, lo van a tener que sacar. Beto está completamente confiado, esto es para lo que se preparó toda su vida.
Beto de la Torre: Como que alimentaba un poco el ego y decir “bueno, estoy progresando en la profesión que elegí.” Mala, pero bueno, es como una especie… la sensación también era como una especie de revancha…
Mariano Pagella: El resto de los integrantes de la banda avanza con su parte del plan:
Araujo y Vitette quedan como los principales encargados de terminar el túnel.
Mientras avanza la excavación del túnel, García Bolster, el ingeniero, diseña la herramienta para abrir las cajas de seguridad.
Para eso, construye una especie de ariete hidráulico. Es un cilindro que se apoya en la pared y se apunta a la cerradura. Al apretar un botón, se dispara un tubo de acero a toda velocidad. Y con otro botón lo retraen de nuevo. Araujo consigue una caja de seguridad similar a las que tiene el banco y hacen la prueba.
En tres segundos revienta la cerradura.
Beto de la Torre: Nos juntábamos antes de meternos al túnel, tomábamos algo y bueno, decíamos que quien va a trabajar y entrar, como vamos a hacer las cosas. No fue solamente el robo, sino que hubo una previa que duró un año casi, un poco más de un año.
Mariano Pagella: A medida que avanza el túnel, la banda se va consolidando. Pero todavía hay una parte del plan que no termina de convencer a Araujo: la salida del desagüe. La idea hasta el momento es escapar al río en Jet Ski. Pero la desembocadura del río es el primer lugar al que va a ir la policía. Es muy riesgoso. Araujo piensa que tienen que hacer algo imprevisto.
Entonces se le ocurre hacer lo contrario: escapar hacia el otro lado y salir por una tapa de alcantarilla.
Rodolfo Palacios: La banda fue contra la lógica. La lógica cuál hubiese sido? Que la banda hubiese fugado por ese túnel hacia el río.
Mariano Pagella: El problema es que estarían yendo en contra de la corriente del agua del desagüe. Son apenas 20 centímetros de agua lo que hay, pero con la carga del botín sería bastante difícil. Entonces Araujo consulta con García Bolster, para ver si se le ocurre alguna manera de escapar más rápido. El ingeniero hace algunos cálculos, y le dice que con un dique podrían elevar el nivel del agua y hacer el desagüe navegable durante algunas cuadras. De esa forma podrían escapar en botes hacia el lado contrario al río.
Rodolfo Palacios: Y salieron por una alcantarilla de la calle Libertad, jeje, la palabra, “libertad” y Tres Sargentos.
Mariano Pagella: Nuevamente dividen roles: El ingeniero está a cargo de hacer todos los cálculos y diseñar el dique. Lo van a construir con Araujo. Beto y Vitette tienen que encargarse de comprar los botes inflables y una camioneta: una vez que estén en la superficie, van a necesitar un vehículo. La idea es hacerle un agujero en el piso y entrar directamente desde la alcantarilla. Ahí es donde se dan cuenta de que les falta una persona, alguien que esté listo para arrancar la camioneta en el momento del escape. Entonces, ingresa el quinto miembro de la banda: Julián Zalloechevarría.
Rodolfo Palacios: Zalloechevarría entra a partir de Beto de la Torre, porque habían sido compañeros “de averías”, como ellos llaman, compañeros de robo.
Mariano Pagella: Ahora sí, la banda está completa.
Beto de la Torre: Sí, había una amistad, compartíamos, que se yo, a veces temas familiares y cosas, ya había una amistad. Es un grupo importante, lindo.
Mariano Pagella: El grupo ya lleva meses trabajando codo a codo en el plan. A fines de octubre del 2005 dejan listo el túnel. Quedan solo cuatro centímetros de pared hasta el otro lado. El dique lo terminan de construir en diciembre. Ya están casi listos. Entonces, Araujo nuevamente los reúne en su atelier, para terminar de ajustar los detalles finales del plan. Y ahí les comunica algo que sorprende completamente a Beto:
Beto de la Torre: “Tendríamos que entrar con fierros de coso, de utilería, armas de juguete. Y bueno, ahí se puso difícil porque en realidad cada cual iba a desempeñar su rol en el banco, pero, pero el rol mío era, digamos, la toma del banco, viste.
Mariano Pagella: Araujo dice que hay que entrar al banco con armas falsas. Beto no está para nada de acuerdo. Cómo va a tomar el banco con un… ¿juguete? Le parece una locura.
Beto de la Torre: Como el que tenía, por decir más experiencia en ese tipo de robos y coso, entrar con una réplica era difícil.
Mariano Pagella: Araujo explica que, si llegara a salir todo mal y los atrapan, las penas de prisión serían menores si las armas son falsas. Beto insiste con que es muy riesgoso.
Beto de la Torre: El problema es que hubiera gente armada dentro del banco, que hubiera un policía de civil o algún coso, algo, viste.
Mariano Pagella: Pero Araujo también dice que, si todo sale bien, el robo va a llamar mucho la atención. Va a ir la prensa y la gente lo va a ver por la televisión. Ellos tienen que aprovechar eso. Cuando se escapen y todo el mundo vea que usaron armas falsas, la gente se va a poner de su lado.
En este momento, Beto tiene dos opciones. Abandonar el trabajo de más de un año y retirarse del robo… o aceptar el planteo de Araujo.
Beto de la Torre: Entonces, bueno, en definitiva decidimos entrar con las armas de juguete, con las réplicas ¿no?
Mariano Pagella: Solo falta la fecha. Araujo piensa que debería ser un viernes, cuando todos están pensando en el fin de semana. Y a mediados de enero en Argentina es el punto más alto de las vacaciones de verano. Va a resultar completamente inesperado. La fecha elegida es el viernes 13 de enero.
La hora de entrada va a ser a las doce y media. En ese momento el sol está en lo más alto. El reflejo en los vidrios del banco no va a dejar que se vea nada desde afuera. Todo está planificado hasta el más mínimo detalle. Ahora solo resta esperar… y dar el golpe de sus vidas.
Beto de la Torre: La idea de ponerme un guardapolvo se me ocurrió a mí porque yo tenía antecedentes penales de antes y había tenido, es más, antecedentes por un robo en la zona de San Isidro.
Mariano Pagella: Es el viernes 13 de enero de 2006. Antes de salir de su casa, Beto decide ponerse un viejo delantal blanco que tiene guardado, una peluca y una gorra.
Beto de la Torre: Estaba tranquilo por el lado de que teníamos la salida, ya estaba todo pulido al máximo el plan y ya lo habíamos repasado todo, le buscamos todas las fallas.
Mariano Pagella: Cada uno ya tiene sus papeles asignados y sus posiciones.
A las 11, García Bolster entra al desagüe por el lado del río. Él va a estar esperando dentro del túnel que cavaron. Una vez que el banco esté tomado, es el encargado de romper esos cuatro centímetros de pared que quedaron.
A las 12, los otros cuatro se encuentran en un bar, para repasar el ingreso al banco. Desde ahí, Zalloechevarría se va con la combi a la esquina de Tres Sargentos y Libertad, donde está la tapa de alcantarilla por la que van a salir. Vitette, Araujo y Beto salen hacia el banco.
A las 12 y media, Beto entra al banco. En la planta baja cuenta a unas 15 personas. Identifica a un guardia de seguridad al lado de la puerta. Por una escalera se accede al piso de arriba. Beto alza la mirada y ve que el otro guardia está ahí, mirando cada tanto hacia abajo. En pocos segundos ya tiene un panorama de toda la situación… y comienza la primera parte del plan: La toma del banco.
Beto de la Torre: Entonces ya la entrada, el ingreso, fue rápido y te imaginás, son unos metros hasta que me acerqué al guardia y le dije que, bueno, era un robo, que estaba todo tomado, viendo que se quisieron un poquitito de resistir.
Mariano Pagella: Beto saca el arma réplica que lleva y se la muestra al guardia de la entrada. Y le dice:
Beto de la Torre: …si arranco te pego un tiro, así que quédate quieto”, listo y ahí, los di vuelta, empezaron a caminar para el lado donde estaba la gente haciendo sus trámites, ahí porque el sector de cajas estaba en el primer piso. Se le dio aviso de que estaba… (risa)… estábamos haciendo un robo, un asalto al banco.
Mariano Pagella: Dos minutos después de Beto, entra Vitette por la puerta principal. Lleva puesto su traje gris y unos bigotes falsos. Él llegó unos minutos antes en un auto que dejó en el estacionamiento del banco. En el baúl de ese auto está el “cañón power”, la herramienta para abrir las cajas de seguridad. En cuanto Beto inicia la toma del banco, Vitette entra y sube rápidamente al primer piso. Le dice a todos que se arrodillen y no se muevan. Entonces, salta por arriba de un mostrador para acceder a las cajas de atención al público y simular que eso es lo que se quieren robar.
Beto de la Torre: Lo real es, lo que pasó… es más light dentro de todo. La gente un poco se asustó, bueno, algunos. En principio hubo que imponer un poquitito así de voz, fuerte, viste algo más… Yo siempre digo “No eran rehenes, eran gente que quedó ocasionalmente en el lugar”. O sea, la idea no fue tomar rehenes porque son los que quedaron ahí. Por consecuencia. Pero bueno…
Mariano Pagella: Beto remarca todo el tiempo que la toma de rehenes que él organizó y supervisó fue… light. Es más, como dentro del plan era solamente una distracción para abrir las cajas de seguridad, ni siquiera considera que esas personas son… rehenes. Pero a las 12:35, cinco minutos después de que Beto entró al banco, el lugar ya está en poder de la banda.
El último en ingresar es Araujo, que llega en otro auto. Lo estaciona en la puerta del banco y deja las llaves puestas. Es otro señuelo para indicar que esto es un robo express. Beto se concentra en su parte: los rehenes.
Beto de la Torre: O sea, mi parte era mantener a la gente tranquila, ordenada, de acompañarlos al baño si querían ir. Si querían ir al baño o venía uno de nosotros, los acompañaba.
Mariano Pagella: Mientras Beto vigila a los rehenes, Araujo ejecuta la última parte de la simulación del robo exprés: Cuando llega la policía, toma a un rehén, lo coloca delante suyo y simula que quiere salir del banco. Apenas sale por la puerta, le gritan “¡Alto, policia!”.
Ven que tiene agarrado a un rehén por la espalda y muy claramente el reflejo de la luz en el metal de su arma. Rápidamente vuelve a entrar y cierra la puerta.
Beto de la Torre: Entonces, ya le dijimos a la gente: “Mirá, quisimos robar el banco, está frustrado esto, está toda la policía afuera, así que bueno, quedense tranquilos, ni se levanten ni se asomen, porque capaz que empiezan los tiros de afuera” le digo, “Asi que bueno, ya está, nosotros nos vamos a entregar” y ahí empezó todo el verso. O sea, empezó toda la actuación.
Mariano Pagella: Esa actuación que menciona Beto es la de que, a todo momento, tanto la policía afuera como los rehenes dentro del banco, piensen que se trata de un robo exprés fallido. Sólo queda resolver un problema: en el bunker del subsuelo está el custodio policial, Walter Serrano. Es la única persona dentro del banco que tiene un arma real, así que tienen que deshacerse de él.
Beto de la Torre: Lo soltamos, le sacamos el arma y le devolvimos el arma, con el cargador vacío, le sacamos todas las balas, le pusimos las balas en el bolsillo y le dijimos “andate”. No le hicimos nada, fue unos minutos, lo liberamos y se fue.
Mariano Pagella: Son las 12:50 del mediodía. Ya pasaron 20 minutos desde que comenzó el robo. En el exterior, el agente González y el fiscal Apolo llegan al lugar. Dentro, una vez que sacan al custodio policial, Araujo baja al subsuelo. Por una radio, le avisa a García Bolster que el banco ya está tomado.
Beto de la Torre: Así que cuando estaba ya el banco tomado, hicimos un agujero, pasamos un enchufe, enchufó una amoladora del otro lado, cortó el hueco, el cuadrado que quedaba y ya quedó la salida armada. Igualmente si estaba todo mal, lo íbamos a romper a patadas.
Mariano Pagella: García Bolser entra al banco desde el agujero y con Araujo van hasta el auto de Vitette, en el estacionamiento. Del baúl sacan el “cañón power”, el ariete hidráulico para abrir las cajas de seguridad. Pesa más de 20 kilos, así que lo llevan en un carrito que también está en el baúl. Lo hacen despacio, no quieren que ningún rehén sospeche que está sucediendo algo raro en el subsuelo.
Dentro de las bóvedas, las cajas de seguridad están ubicadas en varias estanterías, una al lado de la otra. Hay casi 500 cajas, pero ellos solo pueden abrir las que estén frente a una pared: necesitan apoyar ahí su herramienta.
El “cañón power” está conectado a dos baterías de camión. Apoyan la base contra una pared y lo apuntan a la cerradura de la primera caja de seguridad. Presionan el botón y el tubo de acero rompe completamente la puerta de la caja. El “cañón power” funciona a la perfección.
Araujo y García Bolster se dedican a abrir las cajas de seguridad y guardar el botín en bolsas grandes de residuos.
A las 2 de la tarde, una hora y media después de comenzado el robo, llega el Grupo Halcón, la unidad táctica de la policía, con el negociador. Desde la planta baja Beto puede ver a Vitette acercarse al vidrio del primer piso.
Beto de la Torre: Vitette, llevó muy bien la mediación, ¿viste? O sea, estábamos confiados.
Mariano Pagella: Este es el momento en el que “el hombre del traje gris” entra en acción.
Vitette sabe exactamente qué decir para mantener a la policía fuera del banco. Le pide al negociador que se acerque, para poder verlo. Cuando llega, toma un sillón, se sienta y se cruza de piernas. Beto recuerda perfecto lo que Vitette le dijo al negociador.
Beto de la Torre: “Escuchame, no se vayan a querer meter acá, a entrar, nada, porque va a pasar lo de Ramallo acá, van a arrancar a los tiros, va a haber gente lastimada, inocente, nosotros, va a haber muertos, entonces, vamos… nosotros nos vamos a entregar”.
Mariano Pagella: Vitette mide constantemente la tensión que hay en el exterior. Cuando siente que esa tensión sube demasiado, libera al primer rehén. Son las tres menos cuarto, ya pasaron más de dos horas desde que entraron al banco.
Beto de la Torre: Yo siempre lo comparo con un globo, viste, vas inflando un globo y bueno, más tensión, más se va inflando el globo, cuando el globo estaba ya a punto de estallar, pack, liberábamos a un rehén.
Mariano Pagella: Beto está encargado de reforzar todo el tiempo que la situación es un robo exprés que salió mal. Entonces, cuando liberan un rehén, este repite exactamente lo que Beto le dijo. Nadie sospecha lo que está sucediendo en el subsuelo. Quince minutos después, a las tres de la tarde, liberan a otra rehén. Todo esto sirve para ganar tiempo.
En el subsuelo, García Bolster y Araujo siguen abriendo cajas y llenando bolsas con dinero, a un ritmo frenético. De a poco el lugar comienza a llenarse de cajas abiertas y papeles tirados por todos lados que no les interesa llevarse. En las bolsas colocan dinero y todo lo que les parezca de valor.
Beto de la Torre: Ya se habían roto una gran cantidad de cajas, estuvimos tres horas y media, mucho estrés y toda la gente también estaba nerviosa.
Mariano Pagella: A las tres y media de la tarde la banda decide que ya es suficiente. Para descomprimir y distraer a la policía, Vitette le dice al negociador que va a intentar convencer a sus compañeros de entregarse. Pero antes, pide que traigan algunas pizzas y unas gaseosas.
Beto de la Torre: Y bueno, mientras venía eso aprovechamos para irnos.
Mariano Pagella: Beto amontona a los rehenes y les dice que se queden mirando hacia una pared, que enseguida vuelve. Es lo último que van a escuchar de él.
Rápidamente baja con Vitette al subsuelo, donde Araujo y García Bolster ya tienen las bolsas listas. Son 20. Araujo deja tres pistolas réplicas en el suelo de la bóveda del banco, junto con tres granadas falsas. Arriba, en la pared, pega el cartel con el mensaje: “En barrio de ricachones, sin armas ni rencores, es sólo plata y no amores”.
Beto de la Torre: El tema del cartel en realidad lo piensa un compañero, que es Araujo. Entonces dice, “sin armas ni rencores”. Sin armas porque, bueno, las armas eran réplicas. Ni rencores para que la gente no lo haga personal. El robo era al banco, a la entidad y la entidad cobraría su seguro, después, no sé.
Mariano Pagella: Hace tres horas y media que empezó el robo. En el exterior, la policía está esperando la llegada de las pizzas. Dentro del banco, los ladrones comienzan la tercera y última etapa de su plan: el escape.
Beto de la Torre: Empezamos a tirar las bolsas, bajaron dos y después de arriba empezaron a tirar las bolsas con el dinero. Yo siempre me mantuve con la gente arriba, ayudé a tirar algunas bolsas para abajo. O sea, las bajábamos con una soga.
Mariano Pagella: Araujo y García Bolster ya salieron por el túnel y están abajo, en el desagüe. Ellos van recibiendo las bolsas que Beto y Vitette bajan con una soga y las colocan dentro de uno de los gomones. Antes de irse, desde adentro del túnel, con ayuda de una soga mueven un mueble para tapar el boquete. Eso les va a dar más tiempo cuando la policía entre al banco. Y para demorarlos aún más, en la entrada del boquete cuelgan una granada falsa.
Beto de la Torre: Y después bueno, ya me fui yo. Y después salió Vitette, que éramos los últimos que quedamos. Y bueno ahí empezamos la huida.
Mariano Pagella: Los ladrones se suben al gomón que va al frente. Este es el que tiene el motor. El segundo gomón, que tiene todo el botín, está atado al primero. Se acomodan en los botes y arrancan el motor.
Beto de la Torre: El motor del gomón, que lo habíamos probado 20 veces, habíamos andado pero el día que, no sé si por nerviosismo o que, pero bueno, se ahogó el motor.
Mariano Pagella: El motor no arranca. Tienen todo listo para escapar pero están inmovilizados.
Beto de la Torre: Es un momento de tensión porque ya no teníamos contacto con nadie y no sabíamos qué estaban haciendo arriba. No sabíamos si habían entrado o no habían entrado, si… Nada.
Mariano Pagella: Dentro del desagüe, a 18 metros de la superficie, no saben si la policía entró al banco o no. Puede ser que aparezcan en cualquier momento.
Intentan hacerlo arrancar varias veces, pero no hay caso. Están flotando a la deriva… y entonces Araujo dice que es hora de remar. Había decidido comprar cuatro remos, en caso de que el motor fallara.
Beto de la Torre: Así que empezamos a remar, así un poco medio desesperados. Y los otros siguieron asistiendo al motor, le dieron, le dieron hasta que arrancó y cuando arrancó ya nos fuimos.
Mariano Pagella: Con el motor en funcionamiento, en quince minutos llegan hasta la salida de la alcantarilla. Son las 4 y cuarto de la tarde, pasaron casi cuatro horas desde el inicio del robo. En el banco, la policía todavía está esperando que lleguen las pizzas.
Beto de la Torre: Así que llevamos todo hasta la salida de la boca del desagüe donde íbamos a salir. O sea, la alcantarilla. Dimos el aviso a un compañero, teníamos un teléfono ahí, así que le avisamos al compañero que estaba arriba.
Mariano Pagella: Ese compañero es Julián Zalloechevarría. En cuanto le avisan, mueve la camioneta, y coloca el agujero que tiene en el piso exactamente encima de la salida de alcantarilla. Se baja de la camioneta y simula que está cambiando una rueda, para que no resulte sospechoso que se frenó justo en una esquina.
Beto de la Torre: Sacó la tapa de la alcantarilla y ahí empezamos a subir las bolsas. Teníamos un malacate también para subir las bolsas, pero bueno al final las subimos a mano, más rápido.
Mariano Pagella: Desde los gomones se van pasando las bolsas con el botín hasta la camioneta. Una vez que el botín está asegurado, pinchan los gomones y los dejan en el desagüe.
Con todos arriba, Zalloechevarría sube nuevamente y arranca la camioneta.
Son las cuatro y media de la tarde. En el banco, acaban de llegar las pizzas. Después de intentar comunicarse de nuevo con los ladrones, el negociador del Grupo Halcón anuncia que se perdió todo contacto con el interior del banco.
Beto de la Torre: Y de ahí salimos. Dimos unas vueltas, fuimos al lugar donde íbamos a repartir el dinero.
Mariano Pagella: Luego de unos 20 minutos, llegan a una casa de la que nunca revelaron su ubicación.
Se abre el portón del estacionamiento y la camioneta ingresa. Apenas llegan, Beto va a un quiosco cercano a comprar unas cervezas y algunas cosas para comer… y festejar.
Beto de la Torre: Cuando yo llegué ya estaban, habían bajado las bolsas, todo de… y bueno, y ahí empieza el momento de contar el dinero, prendimos la televisión automáticamente.
Mariano Pagella: Son las cinco y media de la tarde. Hace cinco horas que comenzó el robo. Mientras los ladrones cuentan el dinero, que está mojado por el viaje en los gomones, todos los canales de noticias siguen transmitiendo en vivo la toma de rehenes.
TELEFE: “…ahora en la toma de rehenes que ya lleva más de seis horas en un Banco Río de San Isidro…”
Beto de la Torre: La sensación es como que estás viendo una película de la realidad, de lo que está pasando, todavía estaban con el tema de la toma de rehenes todavía estaban dando noticias del coso y nosotros ya estábamos a resguardo.
Mariano Pagella: Cada uno se baña y se cambia la ropa. Todo tiene el olor a podrido del túnel. Empiezan a dividir el botín. Las joyas las reparten por peso y cada uno se lleva ocho kilos. Todo el tiempo miran la televisión… hasta que finalmente llega el momento que están esperando.
Beto de la Torre: Cuando entraron al banco, a las 7 de la tarde, irrumpe el Grupo Halcón y bueno, ya viene todo ese momento de tensión y de película, que se yo y en el noticiero, pusieron “se esfumaron”, “se esfumaron”, porque no nos encontraban y no encontraban por dónde nos habíamos ido.
Mariano Pagella: Todos se ríen al ver al Grupo Halcón entrar al banco. Aplauden y brindan. El plan es un éxito. Hace tres horas que se fueron y recién ahora entra la policía.
Con la televisión de fondo, siguen dividiendo el botín. Con cada billete que cuentan sienten que se les acelera el corazón.
Beto de la Torre: Había dinero mojado, joyas y todo y bueno, empezamos ya bueno… fue un momento de júbilo, viste. Habíamos logrado… Ya nos habíamos ido, estábamos en casa prácticamente.
Mariano Pagella: La división del botín les lleva hasta las 3 de la mañana. Las joyas las separan a ojo, en bolsas similares. Una vez que cada uno tiene su parte, se despiden por última vez. Juran no volver a verse nunca más.
Beto recuerda, unos días después, ir a un bar a tomar un café. Se sienta en una de las mesas y toda la gente que está a su alrededor habla sobre el robo. Lo mismo sucede en los televisores del bar.
Beto de la Torre: Siempre seguían con el tema del robo del banco, del banco, del banco. Y la gente que estaba en el bar… queseyo, me daban ganas de subirme en una mesa y decir “Si, yo fui el que robé”.
Mariano Pagella: El robo está en todos los diarios y todos los noticieros del país. Para los medios y el público queda instalada la historia de los ladrones “buenos”, que robaron el banco con armas “falsas”. Incluso se dice que le cantaron el feliz cumpleaños a una de las rehenes y hasta le hicieron soplar una velita. Algo que nunca sucedió, pero es la historia que queda… hasta 4 años después, el 15 de febrero de 2010, cuando comienza el juicio.
Gastón Garbus: En el 2008 yo soy designado fiscal de esta misma Fiscalía.
Mariano Pagella: Este es Gastón Garbus. Cuando ocurrió el robo era secretario de la fiscalía. Pero a partir del año 2008 se convierte en fiscal y pasa a ser el encargado de llevar adelante el juicio por el robo del siglo.
Gastón Garbus: El juicio fue un juicio raro porque, en general la expectativa del público en general era que nos íbamos a encontrar con víctimas presenciales y con rehenes que a los que se le había cantado el feliz cumpleaños, que habían tenido un trato amable por parte de los autores…
Mariano Pagella: Pero durante el juicio, se va a revelar que muchas de esas historias que se crearon alrededor del robo “amable”, donde parece que incluso los rehenes la pasaron bien… no son del todo reales…
Gastón Garbus: Nos encontramos con todo lo contrario. Nos encontramos con personas que no pudieron volver a trabajar en ninguna entidad bancaria con atención al público. Con personas que nos explicaron que no era cierto que habían soplado ninguna velita, que los hacían orinar en los canteros de las plantas adelante de todo el mundo, que no tenían posibilidades de ir al baño.
Mariano Pagella: Y entre todos los mitos del robo que el fiscal Garbus va a intentar hacer caer, hay uno en particular que es clave para su caso y para la condena de los ladrones.
Gastón Garbus: Lo que el Ministerio Público Fiscal sostuvo y sostiene al día de hoy es que tuvieron los asaltantes a su disposición y con posibilidades de uso inmediato de un arma de fuego cargada. Eso transforma el hecho en un robo calificado por uso de arma.
Mariano Pagella: Próximamente, en el episodio final de “El Verdadero Robo del Siglo”: Los testimonios del juicio revelan muchas cosas distintas a lo que se conocía hasta ese momento acerca del robo. El fiscal Garbus va a enfrentarse a una coartada de Araujo diseñada tan milimétricamente como el plan. Y vamos a conocer el destino de los ladrones y los misterios que aún hoy rodean este robo.
Rodolfo Palacios: Ya di Tullio había delatado a parte de la banda, menos a dos, porque eran siete integrantes de la banda y cayeron cinco.
Mariano Pagella: El Verdadero Robo del Siglo es una producción original de Adonde Media con el apoyo de Duolingo.
Este episodio fue producido y escrito por mi, Mariano Pagella.
Alejandro Marinelli y Tali Goldman realizaron la investigación periodística.
La edición del guión estuvo a cargo de David Alandete.
La mezcla de sonido fue realizada por mi y Martine Chaussard.
Nicolás Pagella compuso la música original.
La masterización y el diseño de sonido lo hizo Antonio Romero.
La ilustración del episodio es de Tony Ganem.
Martina Castro fue la productora ejecutiva.
Podés encontrar todos los episodios de la serie en robodelsiglopodcast.com o en tu aplicación de podcast favorita.
Gracias por escuchar.
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